Alex y yo estábamos sentados en las tumbonas, viendo a Ori, Gina y Valeria nadar en la alberca. Estábamos hablando de qué íbamos a hacer ahora que habíamos acabado la universidad, pero ninguno de los dos sabía muy bien que hacer.
—¿Entonces no tienes nada planeado? —me preguntó Alex.
—La verdad es que no. Lo he estado discutiendo con Ori, pero ella tampoco sabe muy bien que hacer. Supongo que buscare empleo y ahorrar para irme a otro país.
—Buen plan, quizá lo haga también.
—Sí, pero… —me detuve, pues no quería decir lo que me incomodaba.
—¿Qué pasa?
Suspire y conteste.
—Es Ori, ella quiere… que vivamos juntos.
—Wow, eso es grande. Un gran paso, la verdad.
—La cosa es…que no quiero hacerlo. No con ella al menos.
—¿Por?
—Pues veras, últimamente ha sido muy controladora conmigo. Y estoy casi seguro que lo va a ser más si vivimos juntos. ¿Te conté que estuve viviendo un tiempo en su casa?
—No, ¿qué paso?
En ese momento Jimena pasó frente a nosotros con un tapete de corcho. No pude evitar mirarla, llevaba puesto una blusa negra ajustada y un pantalón de licra azul con rayas verdes. Se dirigió hacia el otro lado del jardín y dejó el tapete en el suelo. Desde que habíamos llegado no faltaba un día en que hiciera un poco de ejercicio. No era tan complejo, sólo hacia unas cuantas planchas, abdominales, sentadillas y de vez en cuando ejercicios de resistencia. Quizá no era una rutina tan demandante, pero al menos le daba resultados, como ya ...
... había visto.
—Sus papás estuvieron unos días fuera —continúe regresando la mirada con Alex—. Así que me invitó a quedarme toda esa semana ahí.
—Oh, sexo todos los días entonces eh —dijo mi amigo con una sonrisa.
—Sí, al principio pensé que igual sería increíble. Pero las cosas se pusieron raras con ella —respondí con una mueca—. Me hacía de comer, lo cual al principio estaba bien, pero empezó a insistir que comiera, que no haríamos nada hasta que terminara de comer y se enojó la única vez que me levante sin comerme el sándwich que me hizo, no tenía hambre ese día. Un día me levante temprano y me fui a la sala a leer un rato, ella despertó y pensó que me había ido o algo, me lanzó mi zapato cuando me encontró unos cinco minutos después, alegando que la había espantado porque no desperté a su lado.
—Wow, sí que se oye mal.
—Incluso una vez que estábamos haciendo juegos previos dejó de querer después de que hice un comentario de que no había podido hacer muchas cosas con otras novias que le hacía a ella.
—¿Y eso la enojo?
—Literalmente se levantó del sillón donde estábamos, se metió en el cuarto y me dejó fuera toda la noche. Tuve que dormir en el sillón y cuando me abrió la puerta me dijo que estuvo llorando toda la noche por mi culpa.
—¿Un poco intensa no crees?
—Y eso fue sólo una semana, imagínate vivir con ella en serio.
—¿Has pensado en terminar con ella?
Esa idea me había rondado la cabeza un par de ocasiones, quizá hasta más. En ese momento ...