... de que nos metieran una polla como había pasado horas antes en la sala de baile ¿necesidad?, ninguna, las dos nos pusimos sentadas de frente con nuestras piernas entrelazadas, nuestros sexos unidos con las vaginas en una unión perfecta, labios fundidos y clítoris contra clítoris, las dos tremendamente mojadas de flujos vaginales, las dos echadas un poco hacia atrás sujetándonos con las manos por detrás de nosotras en la cama, las dos moviéndonos al unísono nuestras caderas frotando nuestros sexos una y otra vez, el placer era increíble, sentía como estallaba un volcán en mi interior, como nuestros gestos iban cambiando a medida que nos era imposible resistirnos más, nunca pensé que pudiera tener un orgasmo tan grande y amplio con una mujer, nunca pensé que fuera posible que temblara todo mi cuerpo expulsando por mi vagina tal cantidad de líquido y flujo.
A Mónica le pasaba lo mismo que a mí, la veía temblar, gemir y gritar cuando por su vagina contrarrestaba los chorros de mi flujo en su vulva con los suyos, las dos empapadas de nosotras, las dos gritando como poseídas hasta que terminamos cayendo hacia atrás con nuestras piernas totalmente empapadas de los flujos de nuestro interior.
Me levanté y me tumbé encima de ella, las dos nos empezamos a besar mientras que nuestros cuerpos resbalaban entre sí, por el sudor, por los squirting que las dos habíamos experimentado y mientras que Mónica cambiaba las sabanas y secaba un poco la cama yo me fui al servicio, la casa ...
... estaba a oscuras salvo por el medio del pasillo que había una puerta medio abierta, al pasar con cuidado me fije que había un chico desnudándose, me quedé un momento mirándole viendo como se quitaba la camisa dejándome ver una espalda ancha con los trapecios muy definidos, supuse que era el hijo de Mónica que se dio la vuelta de repente viéndome allí parada mirándome, mi reacción fue inmediata, taparme con las dos manos mi sexo y correr al baño.
No me podía creer lo que había hecho, pero que me pasaba esa noche, aunque por otro lado la verdad que lo veía muy normal quedarte delante de una puerta medio abierta mirando lo que pasaba en su interior. Llevaba unos pocos minutos sentada en el baño con un poco de papel en la mano para cuando terminara para limpiarme la vagina, pensando en las espaldas de aquel chico, cuando la puerta se abrió de golpe y le vi entrar totalmente desnudo, al principio pensé en gritar en protestar por aquella irrupción, que porque no lo hice es otro de los misterios de mi comportamiento aquella noche, sinceramente el hijo de Mónica entro como si nada, como si estuviera acostumbrado a ello, simplemente me miro y con un hola se metió en la ducha, encendió el agua y me quede como una boba mirándole mientras que el agua resbalaba por su cuerpo, un cuerpo increíblemente hermoso con todos los músculos muy bien definidos y sin un ápice de grasa en la tripa, le miraba detenidamente mientras pasaba sus manos por su cabeza dejándome ver bien el pene que colgaba de ...