... mi espalda, los bufidos salvajes de su boca en mi oreja y los sonidos de su verga entrando y saliendo, ahora salvaje en mi vientre.
El pelo de su pecho chorreaba sudor, me cabalgaba con las ganas locas que siente el primerizo en su primer coito, quería someterme hacerme suyo íntegramente, y a veces abría las piernas abrazando mi cuerpo como si se lo fueran a robar.
La sensibilidad extrema de mi ano sentía cada vena y pliegue, cada protuberancia por mínima que fuera de su polla, y también la suavidad de su piel rozando las paredes de mi recto.
Jadeaba sofocado en mi cuello, a veces besaba mi espalda.
—Te gusta mi verga, sabía que la deseabas, tu culito y mi polla están hechas el uno para la otra, ahora siempre desearás mi verga que te folle y te posea como ahora.
—Reventaré tu culito delicioso, sentirás al macho de verdad que te folla y hace mujer. —no dejaba de hablar ni de follarme entrando con fuerza en mi cuerpo, haciéndome gozar como nunca me lo habían hecho, esto era mejor que las mamadas de Migue, mejor que nada que hubiera sentido hasta ahora.
Su fuerte cabalgada no cesaba haciéndome gemir, gritar a veces, y morderme los dedos, y aferrarme a las sábanas como si fueran mi salvavidas, su verga se ponía más dura si pudiera ser y pensaba que pronto me preñaría y terminaría todo, y se salió de mi de golpe poniéndose de pie dejándome el culo abierto.
Levanté la cabeza y allí estaba, desafiante como un guerrero, erguido y poderoso, con la verga enorme, ...
... dura y brillante escurriendo líquidos, y mi culo vacío.
—Ahora de frente, quiero ver tu cara cuando te llene de semen. —aunque sentía temor de que me follara en esa postura, pues la verga entraría mas profunda, pero deseoso de que me llenara el culo de nuevo, me di la vuelta y le abría las piernas como la mejor puta ramera.
Soltó una risa sonora y se tumbó entre mis piernas, y su pecho sobre el mío.
—¡Qué guapo estas cabrón! y ahora tan rojo parece que vas a explotar— aplasto con brusquedad sus labios sobre los míos y después me lamió la cara.
—Te comería entero primito, pero serás tu quien se como mi polla, ¿la deseas?
—Por favor, deja de jugar se me va a cerrar el culo.
—Puto, mariconcito, ya nunca se te cerrara el culo, yo no dejaré que eso suceda. —se apoyó sobre un codo y apuntaló la verga en mi ano.
—¡Toma, toma verga, es toda para ti. — dolió esa fuerte entrada y me hizo gemir.
—¿Te ha gustado? —no podía hablar, solo le miré mordiéndome el labio.
—¿Sigo? ¿Es lo que deseas? —solo le miré y musitaron mis labios.
—¡Fóllame!, quiero que me folles, que me rompas. — alargué las manos para sujetarle del culo y tirarle hacia mi, las piernas me dolían por lo abiertas que las tenía.
Marcos se levantó de mi pecho dejándome que respirara, me sujetó de la cintura y tiró de mi para enterrar la verga totalmente en mi cuerpo, tiraba y me empujaba, haciendo que fuera yo el me follaba con su verga, mi cuerpo era el que se metía la polla profundamente y ...