... sentía más mujer con ella en mis brazos, con ella junto a mí.
«“-Creo que en el sexo somos seres primigenios, seres instintivos, es el único estado en nosotros en el que volvemos a la era de las cavernas, cuando buscábamos calor, compañía, protección.
Hoy en día se ha distorsionado bastante, pero personas... como yo por ejemplo, y tal vez muchos otros, creen que es un acto sumamente trascendental en el que podemos entregarnos con la fuerza de toda nuestra vida, de nuestra evolución, de eso que nos hace ser humano” - culminé mi discurso con una sonrisa.
“-Oye Miss Darwin, yo no soy tan naturalista como tú pero coincido en que hacer el amor es algo importante... creo que al que dejamos que nos posea toma de nosotros algo más que orgasmos, creo que le permitimos quitar parte de nuestra alma.”
-“Mmmm, tu tienes toda mi alma” - le sonreí, me besó.»
Me encantaba oír su respiración, sentir su aliento caliente en mi cuello, poder tocar toda su piel con toda mi piel. Frotó su cara en mi garganta, parecía una gatita, intentaba frotarse toda contra mí.
Amé tanto lo que hacía que mi deseo se disparó por los aires y tuve que respirar profundo para no ahogarme en mi excitación, tomé sus brazos y los subí por detrás de su cabeza, yo me dispuse a hacerle disfrutar.
Besé cada parte de su cuerpo, sus manos, brazos, pecho, abdomen, piernas, pies y por último su precioso sexo, su intimidad decorada con unos vellitos rubios encantadores, besé sus labios externos, los abrí ...
... con mi lengua llegando más profundo y haciéndola estremecer, lamí su entrada tratando de penetrarla, siempre ha sido estrecha y eso es algo que me fascina. Gemía ahogadamente como si no quisiera hacer ruido, me tomaba la cabeza y de vez en cuando se arqueaba, en menos de cinco minutos se corrió en mi boca. Fue todo un espectáculo ver como llegaba a su orgasmo, sentir sus contracciones, saborear sus líquidos, toda ella era una obra de arte.
Pasaron minutos en los que creí que se había desmayado, me tumbé sobre ella abrazándola esperando que abriera los ojos, después de que su respiración se normalizó y sin que yo lo previniera se me lanzó besándome hambrienta, se colocó sobre mí y me dio la vuelta, sus piernas sujetaron las mías y una mano estuvo acariciando mi pecho mientras que la otra jugaba con mi intimidad. Sentirme así, sometida, ser un esclava voluntaria, por amor, con ella encima de mí, hizo que mi mente se nublara y un mareo inesperado me invadiera, besó mi espalda, dio pequeños mordiscos, me llenó de saliva, fue fabuloso.
Sin mucha antesala me penetró con dos dedos, sus manos eran perfectas, sus dedos eran largos, me sentía llena de ella, me sentía en las nubes.
-Más... ¡Ah! ¡Más!
No soporté mucho cuando sus embestidas se hicieron salvajes, cuando me llevaron más allá del cielo y me hicieron ver estrellas en nacimiento, supernovas y agujeros negros.
Mi interior aprisionó sus dedos como ella había aprisionado mi corazón, aún seguía moviéndose haciendo que ...