... de unas horas en cualquier tarea, ya que involuntariamente empezaba a pensar en sexo. No estaba acostumbrado a ello, y se me hacía duro. Pero a la vez era muy satisfactorio, ya que muchas veces podía saciar al menos en parte mi apetito, aunque no conllevara orgasmo.
En cambio, el día después de correrme no logré disfrutar como antes. El extremo placer orgasmo y post-orgasmo hacía que cualquier intento de placer sustitutorio fuese insignificante. Y además no podía comerle el coño a Nuria, ya que seguía con la regla. Pese a ello, el juego con sus pies y la puesta de mi primer plug ayudaron.
Le comenté a Nuria la situación, y me respondió que eso significaba que tenía correrme menos veces, pero que con el tiempo, no me haría falta correrme, ya que encontraría el mismo placer siendo follado analmente o dando sexo oral. Le dije entonces que echaba de menos comerle el coño por su regla, a lo que me respondió con una sonrisa de oreja a oreja y un tierno beso en los labios. Me dijo entonces que pese a que no podía comerle el coño, quedaba otro agujero muy cercano a la vagina que podía adorar. Su ano.
La verdad es que me daba mucho reparo chupárselo, pero de lo cachondo que estaba, accedí. Nuria fue al baño, y se lo limpio lo mejor que pudo. Acto seguido volvió desnuda al cuarto, y llamándome esclavo me ordenó que me pusiera de rodillas. Puso entonces su culo en mi cara, manteniéndose de pie, y con su mano izquierda me cogió de la cabeza para que no la despegara de su ...
... culo. Busqué inmediatamente su ano, y empecé a chupar lo mejor que pude. Era un espacio bastante pequeño, por lo que no había tanto juego como con su coño, pero aun así me gustaba la sensación. Me pegó tanto su culo a mi cara que me costaba respirar, y además su culo empezó a sudar. Cada diez segundos me soltaba un poco la cara para dejarme respirar, y mientras ella se tocaba el clítoris.
Por sus gemidos, entendía que le estaba gustando mucho, por lo que saqué bien la lengua y la moví lo más rápido y fuerte que pude, incluso penetrándola ligeramente. Al poco tiempo se corrió, pero esta vez no se la limpié, ya que también había sangre de por medio. Se fue a limpiar al baño, y después nos tumbamos juntos en la cama., mirándonos fijamente a los ojos y con la mano de Coral en mi jaula de castidad.
Nos pusimos a hablar. Intercambiamos nuestras diferentes perspectivas sobre esta experiencia que estábamos teniendo. Nuria me dijo que le estaba encantando, que nunca había estado tan enamorada de mí, y que sin duda quería continuar esto indefinidamente. Me dijo por lo tanto que no quería que esto terminara una vez la cuarentena acabara, sino que tenía que ser la base para el futuro de nuestra relación.
Yo le respondí que pensaba lo mismo, siempre y cuando los límites quedaran claros, todo fuera consensuado, y se estableciera una clara barrera entre lo que corresponde al juego de roles, y la vida real de pareja. Por ejemplo, le dije, tenía que haber momentos de pausa, en los que ...