1. La otra Marta, la historia continúa (V)


    Fecha: 22/07/2022, Categorías: Lesbianas Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... agarrándome un pecho se puso a alternar, pellizcándome el pezón con chupaditas, besos o mordiéndolo. Yo de pie y quieta. Sin dejar de mamarme los pechos una de sus manos tomó una de la mías y la llevo hasta su miembro. Una bocanada de calor corrió mi cuerpo al notarle el miembro de nuevo duro y erguido.
    
    -Buenas tetas tienes, perra. Ahora quítate las bragas -.Me ordenó con una voz fuerte.
    
    Sumisa, me las quité y quedé completamente desnuda bajo su ardiente mirada. Él se giró y dirigiéndose al frigorífico sacó un pote de helado. Y, mirándome a los ojos.
    
    -¿Dónde prefiere tomártelo?
    
    -Sobre tu cuerpo -.Dudé de mi respuesta pero se lo solté.
    
    -Sígueme -.Conocía el camino pues caminamos rápidos hacia el dormitorio
    
    Tumbado en la cama empezó el juego, tomé en mis dedos una parte del helado y lo puse en sus pezones, noté que el frío se los excitaba y me decidí a lamerlos antes no se derritiera, después hice lo mismo, en su ombligo y en su pubis rasurado. Cogí entre mis dedos más helado y lo puse sobre su miembro, que a pesar del frio siguió activo, lamí glotonamente. Hasta aquí llegué, porque se levantó de la cama, me hizo un gesto invitándome a ocupar su lugar y una vez tumbada repartió otra parte del helado en mi cuerpo, puso el resto que quedaba entre mis piernas, sentí frío en el momento en que introdujo sus dedos en mi vagina colocando bien adentro el helado, se fundió con celeridad y no tardó en aparecer entre los labios vaginales. Apenas empezó a salir noté su ...
    ... lengua dura pero suave que tomaba el exquisito postre mezclado con espesos jugos, la lengua no se conformaba con lamer lo exterior sino que se introducía en el interior lamiendo las paredes vaginales, siguiendo después la línea que une la piel sensible que rodea el ano.
    
    Sin reprimir los gritos, me corrí espectacularmente, temblaron las piernas, mis caderas y mi vientre se agitaron. Quedé desmadejada en la cama sin saber en qué posición estaba. Unos dedos me penetraban y hurgaban en mi interior, después esos mismos dedos tocaron mis labios dándome a saborear el mejor helado que había probado en mi vida.
    
    -¿Quieres más, verdad?
    
    -Si.
    
    No sé lo que puedo y no puedo hacer. No sé qué te gustará.
    
    -Simplemente hazlo. Haz lo que quieras -le dije, mirándole a los ojos.
    
    Me hizo colocarme tumbada bocarriba en la cama. Una vez tendida, con la ropa de las almohadas me ató las muñecas a los postes del dosel, tras eso, me amordazó la boca con mis bragas mojadas. Se colocó a horcajadas entre mis piernas, me las abrió y metió su polla en mi coño. A pesar de su tamaño no le costó trabajo, estaba chorreante. Sus palabras soeces e insultantes me volvían loca, me habría completamente de piernas y que hiciera en mi sexo lo que quisiese. Me folló con fuerza y caí presa de un orgasmo feroz y aún con mi sexo palpitando, la sacó de golpe.
    
    -Ahora viene lo mejor, te lo mereces.
    
    Un estremecimiento me recorrió cuando alzó mis piernas por encima de sus hombros y apuntó a la entrada de mi ...