1. La elección de Sandra


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tardó en llegar a donde estaba.
    
    La agarró fuertemente por sus caderas y tras apoyarla contra la pared, comenzó a penetrarla con todas sus fuerzas.
    
    Un tratamiento brutal para un virgen como ella.
    
    Un tratamiento adecuado para una perra como ella.
    
    -¿Estás esperando a alguien, cerda? - preguntó después de correrse.
    
    -Ya lo he encontrado.
    
    La dio la vuelta.
    
    El semen sobresalía de su coño y resbalaba por sus muslos.
    
    El negro lo recogió con su dedo y lo introdujó en la boca de su esclava.
    
    -Sígueme.
    
    Sandra echó a a andar detrás de su amo, como una perra cualquiera.
    
    -¿Y nosotros qué, negro?
    
    -Buscaros a vuestra propia cerda blanca.
    
    -Por lo menos una chupada, joder. - mencionó uno de ellos mientras se acercaba.
    
    Se paró en seco.
    
    -Esta bien. De rodillas perra, y abré la boca.
    
    Sandra obedeció.
    
    El negro no tardó en mostrar su enorme trozo de carne y meterlo hasta el fondo de la garganta.
    
    Había agarrado con ambas manos la cabeza de la perra para que sus embestidas fueran lo más profundas posibles.
    
    -Joder.
    
    -¿Puedo correrme en su pelo? Las putas no me dejan hacerlo y es algo que siempre he querido hacer.
    
    -Correté donde quieras, negro.
    
    Así que mientras el primer negro seguía bombeando dentro de su boca, el segundo negro se sacó la polla para pajearse, rebozar su polla por el pelo de la chica, y correrse abundantemente en él.
    
    El otro había inundado se cara con su corrida.
    
    No la permitieron asearse o lavarse.
    
    Cuando Sandra ...
    ... acercó timidamente su mano a sus ojos, recibió una fuerte reprimenda por parte de su amo.
    
    -Tienes que acostumbrarte a estar como una cerda y a no cerrar los ojos. Tú, ves a mi casa y tráeme el bolso.
    
    Allí dentro su amo guardaba un collar, unas esposas para muñecas y tobillos, una mordaza dental y varios utensilios de tortura.
    
    Le colocó el collar que le encadenaba a él, así como las esposas, las tobilleras y la mordaza.
    
    Y comenzaron a caminar calle abajo.
    
    Caminaba mirando al suelo.
    
    Podía sentir en su cuerpo las miradas de todos los que se cruzaba.
    
    Putas y sus clientes, pero también obreros y trabajadores de una ciudad desconocida para ella.
    
    Y su amo se lo tomaba con calma.
    
    Se detuvo enfrente de un bar, ató la correa a la farola y la ordenó sentarse como una perra.
    
    Le vio negociar con el dueño.
    
    Salió a por ella y la introdujó hasta un patio interior entre el cachondeo de los hombres presentes.
    
    Eran veinte y todos se iban a correr encima de ella.
    
    En un rato su pelo, su cara y sus pechos estaban embarrados de semen.
    
    En asearla ni nada, su amo volvió a agarrarla de la correa y empezaron a caminar calle abajo de nuevo.
    
    Su amo se detuvo en un segundo, en un tercero...
    
    Para cuando llegó al final de su destino no había ni una sola muestra de su hermosa piel que no hubiera recibido algún lefazo.
    
    Además, también habían empezado a correrse dentro de su boca porque ya no les parecía divertido hacerlo encima de su cuerpo.
    
    Había tragado ...