1. Cornudo enamorado


    Fecha: 30/05/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tenía 25 años y estaba de novio y enamoradísimo de la que era, para mí, la mujer más hermosa del planeta. Ella tenía 26 y 1.70m de pura belleza. Su cuerpo era esbelto y estilizado, con un par de piernas eternas que coronaban en un culo esculpido por Dios. Esa cola me había vuelto loco desde el principio, y ella siempre usó esa arma para conseguir todo de mi. Su cintura de avispa, decorada por un piercing verde en el ombligo y sus (casi) pequeños pero firmes y hermosos pechos completaban la ecuación y dejaban lo mejor para el final: una carita preciosa, con dos ojazos grandes color miel y unos labios carnosos deliciosos. Su piel dorada y su cabello castaño, casi largo hasta la cintura eran la frutilla del postre. Y yo no podía creer estar con semejante mujer.
    
    Yo era apenas más alto que ella, y nada en mí escapaba del promedio; nada excepto mi verga, que era mas chica que el estándar. Esto nunca había sido un problema para mí, hasta que llegó Valeria a mi vida y me hizo sentir que no estaba a su altura. Tal era el poder que tenía sobre mi que me esforzaba al máximo todas las noches, pero no conseguía satisfacerla. Solo de ver ese hermoso culito menearse cerca de mí ya aceleraba mi proceso de desagote, que al final no resistía ni cinco embestidas.
    
    Como me daba cuenta que ella no quedaba satisfecha conmigo, intentaba remediarlo de todas maneras. Mi favorita era hacerle sexo oral. Me encantaba el sabor y el aroma de esa hermosa conchita completamente depilada y suavecita. ...
    ... Con el tiempo ella se dio cuenta que lo hacía casi como un deber, que me sentía en deuda con ella, y comenzó a aprovechar su poder. Cada noche cuando salía de la ducha llegaba a la habitación mientras yo la esperaba en la cama y dejaba caer la toalla ante mis atónitos ojos. Su hermoso cuerpo con forma de guitarra, de piel de oro y ojos birllantes aparecía ante mi, eternamente hermoso, pero cada vez mas inalcanzable. Y lo digo porque lo primero que hacía Vale era subirse a la cama en cuatro patas y gatear directamente hacia mí, luego me daba un beso, refregando su cuerpo contra el mio, y se subía a mi cara, se arrodillaba con sus piernas aprisionando mi cabeza y apoyaba, sin preguntarlo ni dudarlo, su conchita sobre mi rostro, y comenzaba a moverse lentamente. Así, mientras se masturbaba contra mi cara yo lamía ese hermoso manantial y recibía todos sus jugos, para luego sentirla alejándose de mi. Ella se iba a dormir y yo me quedaba en esa misma posición, con mi cara empapada de sus orgasmos, su sabor flotando en mi nariz, y mi verga durísima. Las primeras veces intentaba hacerle cucharita para que sintiera mi erección, pero ella se limitaba a mover su culo contra mi miembro hasta que terminaba acabando en mis bóxers.
    
    Con el tiempo, el proceso se hizo costumbre, pero gestos como la provocación a cuatro patas o sus besos comenzaron a desaparecer, y yo solo esperaba inerte en mi cama a que ella saliera de bañarse y se sentara en mi cara para su dosis diaria de sexo oral. Luego ...
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