Filomena a mi pesar
Fecha: 25/05/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos
... nada, ya sabes que te quiero, estamos mejor solos, nunca he tenido instinto maternal para poder formar una familia —dijo mientras rebuscaba en sus sostenes y bragas.
—Veo que has elegido un vestido negro muy acorde a la ocasión —dije.
—Sí, aunque es ceñido y hay que elegir bien lo que te pones debajo, ya que marca mucho.
—Yo no me complicaría la vida buscando, no me pondría nada debajo, vas de caza —dije en tono morboso.
—¿Te gustaría?
—¡Me encantaría! —exclamé.
Se puso el vestido, la verdad es que le marcaba cuerpo, el escote ponía de buen humor, esos dos puntos provocativos de los pezones lo complementaban muy bien, por la parte baja el vestido llegaba bastante más arriba que las rodillas insinuando los muslos; terminó calzándose unos zapatos de tacón que si ya de por si ella alta la elevaban casi a mi metro ochenta y cinco.
Llamé a un taxi, el chófer al abrirle la puerta no le pasó desapercibido su falta de ropa interior (hacer un aclaratorio que Filomena estando acostumbrada a salir conmigo y vestirse elegante nunca se había desenvuelto con esa elegancia femenina con esos vestidos y a veces descuidaba sus movimientos, ya que antes de estar juntos siempre usaba vaqueros y camisetas). Nada más entrar le pregunté donde había ambiente, ya que no hay nada mejor que preguntarle a un taxista. El hombre de mi edad más o menos en tono sonriente dijo:
—Qué tipo de ambiente ¿señorial, de cena, de baile formal, de juerga… —esta última la dijo en tono ...
... levemente morboso.
Acercándome a su oreja le dije:
—Buscamos marcha como dicen los jóvenes
—Va muy elegante la señora —dijo el chófer sin perder detalle por el retrovisor hacía Filomena.
El morbo de verla a ella así y que ya impactara nada más empezar la noche era parte de ese poder adictivo. Me acerque a la oreja del conductor y por lo bajo le dije:
—Voy a que me la follen.
Nos dejó frente a un local cuyo rótulo luminoso se podía leer BACHATA CLUB. Bajamos, pagué al taxista y hubo una mirada de complicidad entre los dos.
El local estaba animado pero la concurrencia no era mucha. Era un local cutre, con decorado de dudoso gusto estético, en medio había una pista de baile donde unas ocho o nueva parejas bailaban; en la barra los clásicos cuarentones observadores. Pedimos unos mojitos, mis gafas se empañaban y mi calva empezaba sudar, señal inequívoca que la confabulación había empezado, Filomena se dio cuenta de mi excitación y tras mirarnos salió a bailar. Sus movimientos eran desgarbados, no se le notaba estilo, aunque para mi eso era un plus. Pasado un cuarto de hora empezó a tener moscones que bailaban con ella alrededor, algunos entablaban breves palabras, otros miradas feroces de magreos oculares. Empezaba a serla comidilla cotillera, muchos tenían la vista puesta en ella, las luces al darle a contraluz insinuaban de forma descarada su cuerpo.
En ese momento aparecieron lo que a primer golpe de vista se denominan los playboy de zona. Uno lucía coleta y ...