1. Filomena a mi pesar


    Fecha: 25/05/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    Parece que fue ayer y ya llevamos un año juntos, a ella la veo algo aburrida con esa cotidianidad que da el día a día; ella que siempre ha sido tan alegre y vivaracha por eso y porque creo se lo merecía la invite a cenar y proponerle lo que es su ilusión, algo que le diese ese chute de vivacidad. A sus 43 años y sin hijos ha vivido siempre en ese aura de juventud y diversión constante.
    
    Por mi parte soy divorciado, padre de tres hijos y tengo 58 años. La conocí en unas vacaciones, -siempre viajo solo, ya hace 10 años que estoy divorciado- gracias a uno de esos compañeros latosos que siempre conoces en esos hoteles, compartíamos la misma profesión, abogados. Rondaba la cuarentena y estaba casado con una pecosa y huraña mujer, tenían dos estridentes niños. Tomábamos alguna copa, era latoso, cargante y simplón. Una tarde me dijo de ir a tomar unas hamburguesas solos, no me apetecía mucho pero por deferencia acepte.
    
    Allí estaba ella, la que ahora es mi pareja; entre olor de fritanga, humo y ruido de platos estaba tras la plancha tirando perritos y hamburguesas. Tenía esa apostura tosca y hablaba casi a gritos con sus compañeros. De estatura alta, tetona, culo contorneado y subido; era muy recia. Su cara era angulosa, sus ojos tenían profundidad de mirada, pómulos marcados, boca sensual; llevaba el pelo recogido y en su cabeza una gorra roja. Me cayó bien, ante mi asombró el latoso amigo la conocía, me la presentó. Se llamaba y se llama Filomena. Hubo risas estridentes y ...
    ... afectuosas por parte de ella. Nos hizo la especial con queso con patatas fritas y cola. Ya de regreso al hotel le dije que era una mujer curiosa, que pareciera que se conocieran, y él, como si le corriera prisa decirlo manifestó “me la he calzado unas cuantas veces, fue fácil, al llegar mi mujer estuvo con jaqueca, la conocí la misma noche que llegamos, ella tenía el día libre, estaba en la misma hamburguesería donde trabaja charlando con sus compañeros, la invité a unas cervezas, a la hora me la levanté y me la cepillé en la playa; a la mañana siguiente mi mujer aún no estaba recuperada, me llevé a los niños a la hamburguesería, ella fue muy atenta, me informó que ya terminaba su turno y tenía unas horas libres por la tarde. Dejé los niños con la animadora del hotel y esa vez me llevó a su apartamento; allí jodimos la maldita tarde, es cañera la hembra”. Por fin a la mañana siguiente se marchó con su plebe, no sin antes despedirse con un puño cerrado chocado contra el mío, era un gilipollas de premio.
    
    No pude abstenerme y volví a la hamburguesería esa misma noche, fui recibido de forma simpática por Filomena, incluso tuve el valor de invitarla a beber algo, desde detrás de la humeante plancha se tomó una coca cola light de lata. Me tomé unas cervezas, el local iba a cerrar, ella ya barría el local en zig, zag a golpe de escoba. Otro hombre se acercó a mí, tendría unos 35 años y con voz de orgullo ofendido y como si las palabras le explotaran en la boca me dijo “no querrás ...
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