Mi historia con Paloma
Fecha: 02/05/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: womanpenelope, Fuente: CuentoRelatos
... la casa de Córdoba. Yo le eché por achaque que tenía que estudiar para la selectividad. Al quedarme yo, por fuerza tenía que quedarse Paloma.
Estuve toda la tarde del viernes con Paloma. Estuvimos como en los viejos tiempos. La depilé las piernas y le afeité el sobaco. También le ayudé a hacerse las tiras. Le ayudé a pintarse las uñas de los pies. Yo pensaba que me iba a comer a un bomboncito la noche siguiente.
Nos quedamos viendo la tele. Pusimos la película más erótica que porno de la noche, pero fue suficiente para ver que Paloma se divertía viendo aquellas escenas y no le daba ninguna repugnancia las escenas de lesbianas, aunque, eso sí, se ponía colorada.
Me masturbé pensando en las perrerías que pensaba hacerle a mi hermana la noche siguiente. No podía apartar de mi mente la imagen de la entrepierna de mi hermana, cubierta apenas con las bragas mientras le hacía las tiras. Hasta mi nariz llegaba el aroma de su sexo mezclado con el perfume de la ropa recién lavada.
Por la mañana me percaté de que Paloma no cerró la puerta al meterse al baño. Entré y me ofrecí a enjabonarla. Paloma se dejaba enjabonar todo el cuerpo, y tan sólo me apartó la mano cuando quería adentrarme con la esponja entre las piernas. Luego cogí la manguera y comencé a enchufarle por las zonas donde tenía jabón. Por todas las zonas. No opuso resistencia, hasta que su excitación fue ostensible...
— Déjalo ya, Eva.
No quería presionarla, por no echarlo todo a perder. Le ofrecí la ...
... toalla, y ella vino a mis brazos a refugiarse de la frescura del ambiente.
Nos preparamos de comer. Nunca he dado tantos besos en la cara a mi hermana como mientras preparamos aquella comida. Luego comimos y le propuse a Paloma la idea de preparar una fiesta para esa noche. Aceptó, así que compramos refrescos y una botella de ginebra. Paloma se reía que una deportista como yo fuera a beber algún combinado.
También compramos pan de molde para hacernos unos montaditos. La tarde pasó en la cocina. Nos pusimos a preparar los montaditos. Cada vez que podía, como de broma, le pegaba a Paloma un achuchón, que ella me devolvía. Cada vez los achuchones eran más fuertes. Entre achuchón y achuchón nos fuimos bebiendo los primeros combinados. Yo era la que los servía, y no los servía iguales.
Paloma pronto tenía más que un puntillo. Por eso, cuando tras un achuchón que me pegó, yo la agarré por la espalda, noté que la resistencia que ponía era más ficticia que real. Le mordí en el hombro, siempre como de cachondeo, y ella echó el culo para atrás, pero se encontró con mi pelvis. Sólo le dije una cosa...
— Vete preparando, que esta noche vamos a tener movida.
No contestó ni sí ni no, sólo sonrió con malicia. Lo tuve entonces muy claro. Le puse un par de combinados más. Comimos una sentada frente a la otra. Yo llevaba mi típico pantalón de chándal y una camiseta, debajo de la cual no llevaba nada. Paloma vestía una falda y una camisa de botones, con unas zapatillas. No me gustaba ...