Mi historia con Paloma
Fecha: 02/05/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: womanpenelope, Fuente: CuentoRelatos
... que quedarme en Sevilla preparando la selectividad, pues me habían cargado en junio. Le hice la puñeta en parte a mi familia, pues mientras yo me quedaba en Sevilla estudiando, con mi padre que tenía que trabajar, mi madre y Paloma se fueron a un apartamento que tenemos en la playa, en Matalascañas, Huelva. Mi padre y yo íbamos a visitarlas los fines de semana.
Me cundían los días estudiando y también le hacía de comer a papá, y le planchaba y lavaba. Por las tardes me iba a hacer footing, y después de correr, cuando estaba en la ducha, me masturbaba, pensando en mi hermana. Me divertía pensar que le provocaba a Paloma el mismo placer que yo me provocaba a mí misma con el dedo.
Cuando mi padre y yo íbamos a la playa, yo era una esponja que absorbía todo lo que significaba sexualidad en Paloma. Sus top-less. Sus paseos con una toalla alrededor del cuerpo, las noches con nuestros amigos comunes. Cada gesto, cada movimiento me excitaba.
Un fin de semana coincidimos mi hermana y yo, iba con mis amigas, en la misma discoteca. Era una discoteca cercana a la playa. Yo la vi a ella y me disponía a saludarla cuando me di cuenta que se le acercaba un chico con el que parecía mantener una relación “especial”. Yo lo conocía. Era Mariano, un amigo suyo de hacía tiempo. Estaba claro que estaban saliendo.
Mi hermana estaba dando un espectáculo delante de mis amigas. Se besaban a brazo partido y dejaba que Mariano la toqueteara por todas partes. Yo estaba roja de vergüenza… y de ...
... celos.
— La muy guarra. Se lo voy a decir a mi madre nada más llegar.
No paraba de repetirme y de decirles a mis amigas. Mis amigas la disculpaban. Pero sé que esa noche no pararían de hablar de ello y de reírse de mí, por mi hermana.
En un momento dado salieron de la discoteca. Yo, los seguí. Les dije a mis amigas que iba a pedirme una cerveza a la barra, pero lo cierto es que lo que hice fue seguir disimuladamente a mi hermana y Mariano. Se metieron en el coche de Mariano, pero en lugar de arrancar, vi que seguían besándose.
No debí hacerlo, pero tras estar espiándole un rato, comencé a acercarme, primero deprisa, pero conforme estaba más cerca, me iba parando viendo la cabeza de Paloma. La cabeza de Mariano no aparecía por ninguna parte. Me interesó lo que sucedía, así que di una pequeña vuelta para acercarme sin que me vieran.
Allí estaba. Paloma tenía la camisa abierta y el sujetador desabrochado. Sus pechos desnudos aparecían como manchas claras en la penumbra. Mariano tenía la cabeza entre las piernas. No pude ver si mi hermana se había quitado las bragas o no, pero sí que mi hermana tenía el “eso” de Mariano, que asomaba en la bragueta desabrochada, en la mano.
Esa noche lloré al llegar a casa. No tenía más motivo para llorar que los celos. Paloma me lo notó y me quiso sonsacar, pero no le dije nada.
El caso es que desde ese día, la obsesión por mi hermana fue creciendo. Y en un momento dado de la semana que transcurrió a continuación me propuse ...