1. Enseñando a La señorita R


    Fecha: 23/03/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... eso.
    
    Yo- Pero ser sumisa lo lleva implícito, sufrimiento por tu amo, pero un buen amo cuida de su sumisa ya que es el objeto más preciado que tiene.
    
    No contesto nada, su mirada lo decía todo.
    
    Yo- Por ser la primera vez –proseguí- te permitiré que si no aguantas, te puedas mover y sacarte mi polla para que descanses un poco y luego seguimos. Si prefieres dejarlo, me lo dices y hasta aquí hemos llegado.
    
    R- De acuerdo, probemos –me contesto-
    
    Yo- Desnúdate.
    
    No tardo casi nada en estar en cueros vivos dada la poca ropa que llevaba.
    
    Yo- ¿Te acuerdas de lo que ordene para cuando fuera a tu casa?
    
    R- Recibirte desnuda.
    
    Yo- Estarás siempre desnuda cuando estemos los dos juntos, salvo que indique lo contrario
    
    R- Entendido.
    
    La llevé a mi dormitorio nos tumbamos en la cama y comencé con una sesión de besos y caricias. Su sexo estaba seco, pero poco a poco fue mojándose. De vez en cuando le daba un azote o le mordía los pezones, arrancándole suspiros cada vez.
    
    Poco a poco su sexo se fue humedeciendo. Le dije que me chupara la polla. Sabía que eso le gustaba y lo note muy pronto en sus flujos vaginales. Al rato la aparte, tumbe y separe sus piernas. Comencé a lamer su sexo, los labios y el clítoris. Se puso como una moto. A mí me gusta el sabor de los jugos y lamerle el coño, cosa que no es muy frecuente entre los dominantes.
    
    Mirándole a los ojos le ordene que se pusiera a cuatro patas.
    
    R- Preparada para el matadero –dijo con voz nerviosa, sabiendo ...
    ... que se iba acercando el momento-
    
    Le acaricié la cabeza y le di un beso en la boca. Al terminal le dije:
    
    Yo- No tengas miedo, estate tranquila y fundamental que relajes el esfínter, No trates de impedir la penetración contrayéndolo.
    
    Seguí lamiéndole el sexo y el ano. Tenía un ano precioso, cerrado. Me encantaba la posibilidad de fallármelo, pero supe que me costaría trabajo.
    
    Metí un dedo en su sexo, suspiraba con cada acción. El dedo mojado se lo fui metiendo lentamente en el ano y lo moví. Repetí la acción varias veces. A continuación, le introduje dos dedos. Mi lengua seguía jugando en su vagina. La señorita R pasó de los suspiros a los gemidos, leves, bajos. Parecía que estaba relajada.
    
    Entonces comencé a pasar mi verga desde el ano a la vagina. La primera vez que sintió la polla en su culo dio una contracción, yo seguí yendo hacia abajo.
    
    Yo-Tranquila, relájate –le dije-
    
    No contesto. Decidí follarla el coño y con dos dedos seguí abriéndole el culo. Cuando notaba que estaba excitada de más le sacaba la polla y los dedos. Volvía a ponerle la verga en el ano y ella volvía a contraerse, pero en cada ocasión era menor que la anterior.
    
    Repetí el juego varias veces. La última casi no percibí que se contrajera por lo que decidí empezar a penetrar ese culito que me tenía loco.
    
    Apoyé mi miembro y comencé a presionar agarrándola de las caderas. Espere que dijera algo, pero no lo hizo.
    
    Yo miraba en los espejos que tenía por las paredes y que me permitían ...
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