1. Citas que salen mal, muy mal


    Fecha: 07/03/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: molly625, Fuente: CuentoRelatos

    ... cerrando la puerta al pasar.
    
    La habitación estaba casi vacía. Sólo había una bombilla, una silla delante de mí y la calefacción pegada a una pared. En el suelo estaba tirado mi vestido blanco y el sujetador. Con la angustia no me había dado cuenta de que estaba semidesnuda. Con dificultad miré hacia mis piernas y pude ver que la única ropa que tenía puesta era mi tanga y los zapatos de tacón.
    
    Estar en esa posición, sin apenas maniobra, y con los pechos desnudos, me hacía sentir totalmente avergonzada. Me sentía cómoda con el sexo, pero no estando desnuda delante de nadie. Soy de las que hacen el amor con la luz apagada. Pensé que podría darle una patada en los huevos a Zak cuando se acercara a mí, pero me di cuenta que eso no me serviría de nada. Seguramente empeoraría mi situación. Pensé en todo el rollo de los zapatos, la fantasía estúpida de los pies, y con la rabia me saqué zapatos con los dedos de los pies, y los lancé hasta la pared.
    
    Con la mordaza puesta no podía tragar bien, estaba incómoda con la boca tan abierta, y notaba como me caía la saliva por la barbilla, luego por el pecho, hasta caer en el suelo. Ya había un pequeño charco en el suelo.
    
    Al cabo de un rato apareció Zak con un cuenco de agua, y otros objetos que no alcancé a ver bien. Posó todo en el suelo, cerca de mí, y al ver los zapatos tirados por el suelo, los cogió y se acercó con una seguridad que no le había visto hasta ahora. Parecía tímido hablando, pero ahora lo veía con una seguridad ...
    ... exagerada.
    
    -Levanta la pierna -me ordenó.
    
    Obedecí sin rechistar. Zak me cogió el pie con delicadeza e introdujo de nuevo el zapato. Cuando terminó con uno, levanté la otra pierna y me introdujo el otro zapato. Me sentí como una niña pequeña, a la que su padre le dice que no haga una cosa, y ella hace todo lo contrario para llamar la atención. Solo faltaba que me castigara sin merienda.
    
    -No se te ocurra hacerlo de nuevo -me dijo.
    
    Sacó mi móvil del bolsillo y me apuntó con la cámara. El flash estaba encendido continuamente, así que me di cuenta de que estaba grabando un vídeo.
    
    -Ahora quítate el tanga.
    
    Prefería quitármelo yo, a ver cómo me lo quitaba él por la fuerza, pero con las manos atadas y con el cuello tan amarrado no era nada fácil. Con las puntas de los dedos de las manos bajé el tanga lo que pude, pero solo fueron unos centímetros. Dije que no con la cabeza, pero Zak no dijo nada y siguió grabando. Me esforcé en llegar más abajo con las manos, bajando el cuello hasta el límite que me dejaba la cadena, y pude bajar otro poco el tanga. Agité las piernas durante un rato y dando pequeños saltitos, hasta que pude bajarlo otro poco más. No recuerdo una situación en mi vida donde pasara más vergüenza.
    
    El cabrón de Zak sonreía con gesto de aprobación. Conseguí levantar una rodilla hasta el tanga y por fin cayó a mis pies. Acercó su mano y levanté una pierna para darle el tanga que colgaba en mi zapato. Zak se acercó la ropa interior a la cara y la olió, para ...
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