Las reliquias de los Primeros
Fecha: 23/01/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: SashaKuzmin, Fuente: CuentoRelatos
... de salvar aquel fino hilo que la ataba a este mundo. En realidad Thorsten no se había tomado la molestia de preguntarle. Tenía preocupaciones y ambiciones importantes, mucho mas grandes que lo que les sucediese por dentro a las sombras que habían pasado por sus manos en los últimos meses.
El joven gruñó de placer y, previendo que se podría correr en cualquier instante, apartó de un manotazo la cabeza de la sierva. Se echó adelante en la cama y se sentó y agarró la mandíbula de la hembra sombra a sus pies. Le desató el corpiño y tiró violentamente de sus ropas para poderle sacar los pechos. Se los manoseó con fuerza, tratando de cubrirlos enteros con sus grandes manos, apretándolos a puñados, y aquello hizo que su pene se sacudiera. Ella hizo un gesto de incomodidad y dejó escapar un leve gemido.
—Shhh, pensaba que a las niñas de bien también os gustaba que os tocaran las tetas.
El joven acarició el cuello de su sierva y de repente apretó, se levantó y tiró de ella hacia arriba, obligándola a ponerse de pie sin esperárselo.
Thorsten se inclinó y lamió sus pechos, especialmente la punta de aquellos pezones abultados y de grandes areolas, de un rosa tan intenso como la carne poco hecha. Y mordió. El agudo chillido de la chica quedó eclipsado de inmediato con la carcajada divertida de su señor.
—No puede ser —dijo el joven, resollando ruidosamente entre la risa—. ¿Esto te duele? —Y acercó otra vez los dientes sobre el pezón herido de su sierva y apretó más fuerte. ...
... Ella chilló de nuevo pero Thorsten no se detuvo y apretó aún más con los dientes, sin que parecieran molestarle los alaridos de la muchacha, hasta que creyó notar como sus dientes estaban ya a punto de tocarse entre sí.
Alejó la cara y miró a la sombra a los ojos, con súbita agresividad y rabia. Se llevó la lengua a la comisura de la boca y enseguida el dedo y observó que lo tenía manchado de sangre. Había hecho sangre sobre el pezón de aquella desgraciada.
—Bueno, —le dijo, volviendo a mirarla frente a frente, muy de cerca, y respirando con la boca abierta a un milímetro de su cara—. Si te duele es porque todavía estas viva. Deberías dar gracias.
Entonces la aferró de la gruesa trenza de su cabello y la obligó a arrodillarse. Le apartó la mano derecha del pezón, que ella trataba de cubrirse con la palma para calmar el dolor, y se la llevó sobre su verga dura. Le dio un comedido cachete en la cara y la sierva comenzó a masturbarle.
Thorsten se quedó inmóvil, de pie, con las piernas separadas y las manos en la cintura, dejándose hacer. A veces miraba abajo, se recreaba en el gesto rendido de los ojos de su sombra, se congratulaba en lo bien que había elegido cuando la tomó de su casa, a ella y, por supuesto, todas las alhajas que pudo cargar en su caballo. Entonces bajó los ojos hasta la punta de su pezón derecho, sobre el que brotaba una gotita gruesa de sangre y, cuando sintió los primeros espasmos de la eyaculación, centró toda la atención en intentar atinar en ...