Las reliquias de los Primeros
Fecha: 23/01/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: SashaKuzmin, Fuente: CuentoRelatos
... de estupor y enrojeció por completo. Se quedó allí, clavado en su sitio y cuando la joven dama se volvió hacia él, con aquella mirada lánguida, él la miró de vuelta, sin saber cómo actuar.
—Yo… —tartamudeó el hombre—. Yo creo que tal vez su esposa podría ayudarle mejor que yo a tomar su baño, señor. —Entonces miró de nuevo la mujer y bajó otra vez los ojos al suelo—. No quiero molestarles mas, dado que es muy tarde.
Y sin decir nada más, el hombrecillo inclinó de nuevo la cabeza, salió a toda prisa y cerró la puerta tras él.
Thorsten frunció un poco el ceño, en una mueca de extrañeza, pero no desistió y dio un golpe en el suelo con el pie para llamar la atención de su sierva.
—Las botas.
La mujer se acercó, llevó una rodilla al suelo ante el joven, apoyó su pie calzado en su rodilla, sobre su rico vestido de terciopelo turquesa y filigranas de plata, agarró el talón de la bota y tiró con dificultad una y otra vez hasta que se la logró sacar.
Mientras la mujer pasaba a la otra bota, Thorsten se abrió el botón en la abertura de su camisa y se sacó el colgante dorado que llevaba al cuello.
—No sabes cuánto me molestan las limitaciones del maldito flagel —dijo, observando el cordón trenzado de oro, grueso en un extremo y gradualmente mas fino hacia el otro—. La capacidad de poseer únicamente una sombra. ¿Qué se puede hacer solo con una? Es muy decepcionante, ¿no te parece?
Thorsten llevó un dedo bajo la barbilla de la mujer y se la levantó, obligándola a ...
... mirarlo.
Ella asintió, respondiendo a su señor, y bajó de nuevo la mirada.
—Tuve que renunciar a mi casa para conseguirlo. Tuve que hacer un pacto con las mismísimas Furias de la Cuevas Negras. Pero me la jugaron. ¡Solo una sombra! ¡¿Qué hijo de Ter que se precie aspira a poseer una única sombra?!
Thorsten apartó la mirada hacia la lámpara sobre la mesa, molesto.
—Distráeme antes de dormir —ordenó.
La sierva arrodillada entre sus piernas se irguió un poco en el suelo y deshizo el nudo de los cordeles que cerraban la bragueta y entonces le sacó la verga por completo. Comenzó acariciándola con suavidad, con la adoración que solía agradar a su señor, dejando que sus dedos resbalasen desde la punta del glande, ya húmedo, hasta el pubis. Thorsten sin embargo no parecía dispuesto a tanto preámbulo, y agarró bruscamente la cabeza de su espectro y la obligó a meterse su falo en la boca, entero y hasta la garganta, y cuando notó el calor húmedo y la presión de los labios arrastrando la piel de su verga dejo escapar una exhalación de gusto, cruzó las manos bajo la nuca y se terminó de tumbar.
La sierva se dedicó a lamer el falo duro y erecto de su joven señor. Lo hacía con entrega absoluta. Tal vez porque, en los pocos meses que llevaba a su servicio, Thorsten ya la había entrenado bien y nunca había escatimado en golpes y fustazos, o tal vez porque aquella estúpida niña rica había comprendido por fin que tener satisfecho y entretenido a su señor era ya la única forma ...