Ya soy el puto del equipo (IX)
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... cafetería del cruce, La Perla, nos reunimos y llevé a Abelardo. Allí diseñamos nuestro juego al margen del entrenador. Aunque yo desconfiaba de Fernando, Manolo y Leoncio, casi por desconocimiento, en la reunión se revelaron que tenían mucha relación y muy especial con el míster y se fueron entusiasmando. Casi no hablé, porque tomó la palabra Abelardo y me decía que yo desde atrás tenía que animar al equipo y a cada uno le fue dando su puesto, mucho más acertado que lo que diseñaba el propio míster. Salimos muy contentos de la reunión, en la que solo tomamos agua mineral para no alterar nuestro ánimo.
Abelardo durante todo el camino de bajada hasta la Universidad, iba recordando que 5 goles había que marcar en el primer tiempo, no encajar ninguno y por lo menos 3 goles en el segundo tiempo. Decía:
— Vosotros, ¡guerra sin cuartel! y ante la duda mirad a Doro, haced lo que os diga; tú, Doro, de vez en cuando me miras a mí, estaré detrás de ti.
Todos bajaban marcialmente, diciendo:
— ¡Guerra sin cuartel!, ¡guerra sin cuartel!…
Abelardo y yo nos retrasamos respecto a ellos, porque Abelardo no podía caminar a su paso. Pero me decía a mí
— Si no metéis 8 goles no te hablo nunca más y si te dejas meter un gol, te mato a traición.
Ninguna vergüenza tenía de darme de vez en cuando un beso discreto en la cara, pero todo el tiempo se apoyó en mí, unas veces en mi hombro, otras en mi cintura, otras cogido de mi brazo. Pero iba feliz conmigo y yo muy feliz con ...
... él.
El partido fue brillante, como una procesión, llegar a la cancha y paseárnosla cómodamente, sin oposición, sin fuerza. No pudieron meter goles porque no pasaron del medio campo y no tenían tiros. Digamos que jugué más de míster que de guardameta. El resultado era de esperar 6 goles en el primer tiempo y 5 en el segundo, total 11-0. Tampoco fue nada extraño, el Avalon U.D. era el colista.
Bastantes felicitaban al míster y él se mostraba orgulloso de semejante victoria. Pero fueron algunos, sobre todo profesores y algunos alumnos los que vinieron a felicitarme a mí, yo llamé al equipo para que escucharan cómo los felicitaban por lo bien que lo habían hecho, cuando estaba el míster saliendo de nuevo del vestuario, despejé la reunión:
— ¡Vamos a lavarnos y a celebrarlo con las amigas y los amigos!
Después de mi ducha, estando Abelardo todo el tiempo en el vestuario esperándome acompañado de Marcos, salimos, llamé un taxi y nos acercó casa. Estábamos felices. Abelardo se preguntaba en voz alta qué pensaría el míster y cómo acabaría esto. Le dije que acabaría mal para unos, bien para otros, como todas las cosas. Me miraba y se admiraba de verme con tanta paz y entrando a casa, me dijo:
— Ya creo que podré follar en serio —nos decía mirándonos a Marcos y a mí—, ¿qué…?, ¿después de comer?
— No tengo otra cosa que hacer esta tarde, —dije.
— Pues mira que yo… ¡claro que sí!, —decía Marcos.
Entramos felices a casa a comer. Mi taita se interesó por Abelardo, los ...