1. Ya soy el puto del equipo (IX)


    Fecha: 09/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Follamos tanto cuantos goles metimos.
    
    Era miércoles. Todo había transcurrido como estaba previsto, excepto una cosa. Había acompañado a Abelardo al médico, estaba mejor. De hecho ya movía la pestaña del ojo y veía normal, solo que tenía un hematoma muy extendido en torno al ojo y en toda la cara desde el pómulo hasta la altura de la boca. Fue la bofetada a puño cerrado, según decía el médico en el parte, que recibió y movió una muela. El médico dijo que lo de la muela no era peligroso, no la perdería, pero no estaría de menos que fuéramos al odontólogo en cuanto estuviera un poco mejor. Ya comía y hablaba bien y habíamos determinado ir a ver lo de la muela en jueves.
    
    Lo que no estaba previsto es que me llamara Gunnar porque quería encontrarse conmigo para hablar sobre lo de Marcos. Le dije por teléfono que ya todo estaba hablado y si cambiaba algo no me iba a quedar manco. Aunque insistió, le dije que ya estaba bien pagado, que no molestara más y nos veríamos en el entrenamiento.
    
    Mala cara me puso el míster cuando llegué al campo. Iba acompañado de Marcos. Dejó a los chicos que jugaran y se puso a hablar conmigo:
    
    — ¿Quien es tu novio Abelardo o Marcos?
    
    — Ninguno de los dos.
    
    — He sabido que Abelardo vive en tu casa…, pero también Marcos va mucho por allí.
    
    — Hay muchos cotillas y comprendo que te entiendas con los cotillas, seguro que también follan contigo.
    
    — No te pongas a la defensiva
    
    — Tú me tienes que decir que me ponga a la defensiva y a la ...
    ... «parativa», soy el guardameta, —dije con cierto sarcasmo.
    
    — Me refiero a Marcos, ¿aceptaría a formar parte del club de mis amigos?
    
    — No lo intentes; es mi amigo, he pagado yo por él, me has tratado como a un animal y eso no voy a permitir que se lo hagas a mis amigos, antes la muerte.
    
    — Pones en juego tu permanencia en el equipo…, ¿eh?
    
    — Yo no necesito el equipo para vivir, tengo gimnasio, amigos, casa, estudios que hacer, demasiadas cosas para mí solo.
    
    — Ni que fueras rico…, jajaja…
    
    — No es eso, pero una palabra mía y tú te vas a la calle; inténtalo, sí, inténtalo, hasta me divertiría.
    
    — Voy a jugar hasta acabar la liga, seguiré recogiendo las cosas y ordenando el vestuario, pero ya no me volverás a tocar nunca más o cantaré.
    
    — Y si recibes una sorpresa y te avergüenzas y te expulsamos del equipo.
    
    — Ya te he dicho que lo intentes.
    
    — ¿Me amenazas?
    
    — No; es una realidad; si me sacas del equipo, Marcos dejará el equipo, Calvero saldrá del equipo, no quedarías campeón de la liga; si te atreves, considérate muerto para el fútbol.
    
    Me fui a mi puesto y me batieron por diestro y siniestro y me abatieron en los 15 primeros minutos, mientras el entrenador se sonreía burlonamente, pensando que yo estaba acabado. Entonces, cansado de sus risas y movimientos despectivos, me puse las pilas y la cosa mejoró. Fui el de siempre, el que entusiasma al equipo, el que los anima y el que hace de recoge pelotas, calcetines, etc., pero se recuperó la confianza. De ...
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