1. Ya soy el puto del equipo (IX)


    Fecha: 09/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... todo su semen sobre mi pecho y abdomen. Casi se disculpa pero no le dejé hablar, me comí su boca mientras escuchaba los sonidos desesperados del orgasmo de Marcos y Lucho, que se quedaron exhaustos agarrados a la pared.
    
    Nos lavamos, ayudé a Marcelo a sacar mi semen por su culo y como Marcos me miraba hizo lo mismo con Luis. Lo lavé con besos y Marcelo me besaba agradecido. Salimos del vestuario los cuatro felices comentando, sobre todo Marcelo, lo raro que estaba el míster. Pero Luis Calvero no se calló nada y nos comentó cómo se había atrevido, siendo tan mayor a querer follar con él o tendría que sustituirlo. Al final de la explicación de Luis, Marcelo entendió por qué le había dicho el míster que quería hablar con él muy en serio.
    
    — Pues no hablará contigo, —dije muy en serio.
    
    — ¿Como sabes eso?, y si me insinúa…, ¿yo que hago…?
    
    — Tu puedes hacer lo que quieras, si quieres follar con quien sea, hazlo, pero obligado no, deja que yo lo voy a tener a esa mula amarrada en corto.
    
    Y dije a todos:
    
    — No perdáis de vista que solo faltan cuatro partidos, vamos empatados con el supuesto líder, el Ventura FC, si no perdemos ninguno y él cae, ya lo tenemos, si no cae, todo depende de que abultemos los goles, sin dejar de pensar que la cuenta de nuestros goles es ya mayor en 13 que la suya.
    
    Paramos a mitad de la Avenida porque Marcelo y Lucho se iban por una de las calles traveseras. Había una cafetería y les pregunté si aceptaban un café con leche y un bollo para ...
    ... recuperar las fuerzas. Les invité, aceptaron, tomamos nuestro café con leche y luego a casa. Marcos se vino a la mía. En el resto de la Avenida Universitaria hasta mi casa, Marcos me explicó que su familia estaban de viaje y que él se había quedado por el campeonato y me pidió quedarse estos días con nosotros, lo que acepté de buen grado. Además salíamos a correr en la mañana y en la noche le hacíamos disfrutar a Abelardo.
    
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    Sábado en la mañana estábamos todos en el vestuario. Esa jornada íbamos de locales. Pero el vestuario nuestro siempre era el mismo. Todos los clubes no tenían campo, unos jugaban en el Deportivo Municipal, otros en canchas de algún colegio y otros en la Universidad. Esa era otra tarea, porque cuando venían otros y usaban nuestro vestuario, dejaban muchas cosas desparramadas por las banquetas y el suelo, igual que ocurría en Visitante. Tenía que ir a recoger todo e iba engrosando el ajuar de los pobres de mi taita. Esta tarea me servia para seguir pasando por pobre, aunque cada vez iban sabiéndolo unos cuantos, conforme las relaciones se me iban ampliando. Por eso es que comentaban algunos de hacer en el jardín de mi casa la celebración de final de temporada y quizá la victoria. Yo, escuchando todo eso, en el fondo de mi alma me alegraba, pero no quería tener al míster en mi casa. Por eso no decía nada.
    
    Nos reunimos Marcelo, Marcos Luis y yo con tres más del equipo, Fernando Bataller, Manolo Ìñiguez y Leoncio. A esa reunión en la ...