Mi alumna me seduce y se roba a mi familia - Relatos Eróticos

Mi alumna me seduce y se roba a mi familia

... descubierto su hermoso cuerpo. Después de acostó en el sofa de la sala, abrió sus piernas y dijo.
–Mmm en esas fotos tú te divertiste mucho, es mi momento de divertirme.Yo estaba parada mirando la escena.–¿No quieres tus fotos? 
Supe que Teresa me tenía en sus manos, pero pensé que sólo sería un momento y después me encargaría de que lo pagara. Me agaché frente a ella y me disponía a lamer su entrepierna cuando me detuvo.
–Por educación, uno siempre pide antes de entrar. Pídeme permiso para comer mi coño.
–No lo voy a hacer– dije levantándome con dignidad. 
–Muy bien, entonces enviaré estás fotos a su esposo y a la universidad. A ver qué opinan de la honorable profesora Reuget. 
El miedo al escándalo me subyugó. Volví a arrodillarme –Teresa ¿Te puedo con el coño?
–hablame de usted.
– ¿Teresa le puedo comer el coño?
–Mmm está bien. 
Con indecisión empecé a lamer en círculos el coño de Teresa. Primero lami de arriba a bajo, muy rápido, pero eso era muy cansado, así que empecé en círculos en el clítoris. Teresa gemia confirmando que estaba satisfecha. Sujetó mi cabeza, empujándola para que continuara lamiendo. Después, ví como Teresa empezó a acariciar sus hermosas y tersas tetas. 
Teresa gemia más fuerte. Yo empecé a sacar y meter mi lengua rápido en el coño. Sus gemidos empezaron a excitarme sin poder evitarlo y me propuse, independientemente de las fotografías, hacer que se viniera.
No tardó mucho rato en llegar el orgasmo, el cual explotó en líquido en mi ...

... boca. Entonces me levanté. Teresa me sonrió y dijo, "no hay ni un besito". Besé a Teresa con un poco de indignación y asco, pero sentir su lengua en mi boca lo cambió todo. El asco se fue y me excité aún más. 
Teresa terminó el beso, fue a la cocina y sacó de un cajón una fotografía más, en esa fotografía, estaba Teresa quitándome la blusa y dejando mis tetas al aire.
–Hay cinco fotografías más, si las quieres vas a venir mañana y después pasado y así sucesivamente. Con cada sesión te daré una fotografía. 
–No, Teresa. Dime dónde está las fotografías.
–Están guardadas y ninguna en el departamento, ni te canses en buscar. 
Teresa se rió, se acercó a mi. Sin decir nada, tocó mi entrepierna y confirmó que estaba mojada.
–Igual, parece que no te molestó mucho nuestra sesión de hoy.
Yo quité con brusquedad la mano de Teresa y sali del departamento prometiendome nunca volver…
Al otro día regresé al departamento de Teresa y al otro y al siguiente. Cuando se acabaron las fotografías seguí yendo, no podía negar que me gustaba Teresa y nuestras sesiones..

***
Teresa y yo seguimos viéndonos después de clases. Ella me esperaba en el estacionamiento, se subía a mi carro, íbamos a su departamento y después todo era placer, pero los rumores no tardaron en llegar a mi esposo, Richard y mi hijo Philipe, el cual estudiaba en mi misma universidad.
Convencí a los dos de que los rumores no eran ciertos. Teresa era ya muchacha integra y yo la estaba ayudando a adaptarse. Para que se ...