El enfermero y el policía - Relatos Eróticos

El enfermero y el policía

Allá por los años 2000 laboraba como enfermero en un pueblo rural, como la distancia hasta mi casa era extensa, vivía en ese pueblo de lunes a viernes y venía a mi casa los fines de semana.  En ese tiempo aún no tenía clara mi orientación, tenía relaciones  heterosexuales, pero había probado el pene y sabía que me gustaba, pero solo me atraían los penes de los hombres, es decir solo los veía sexualmente, no había sentimientos románticos hacia el género masculino, me gusta mucho dar placer oral y en ese tiempo casi nunca pasaba de ahí, por dos razones,  como era "heterosexual" no conocía muchas personas de ambiente y dos la mayoría de relaciones con hombres ocurrían con "machos" heteros alcoholizados que con la excusa del licor se dejaban mamar pero casi ninguno penetraba, además eran otros tiempos.
Para no extenderme tanto, en ese pueblo llegaba a trabajar un policía, al cual desde el momento en que lo conocí sentí algo, aparte de que estaba como quería el muy desgraciado, era amable y simpático. Empezamos a coincidir en el bar local y al calor de las cervezas entablamos una hermosa amistad, y caigo en la cursilería de llamarla hermosa, porque en un principio no tuvo más que amistad sincera de parte de ambos. Era tanta nuestra amistad que cada que tenía libre por su rol de policía llegaba a mi casa pues vivía solo y siempre conversábamos hasta altas horas de la madrugada, comprenderán que en aquel entonces no había en ese lugar celulares ni mucho menos internet, teníamos un ...

... grupo de amigos que llegábamos al pueblo solo a trabajar entonces como no teníamos amistades con personas del lugar, entonces nos reuníamos alrededor de 8 personas y entre semana un día nos juntábamos en diferentes casas para comer, tomarnos algo y gastar las noches porque al ser un pueblo no hay absolutamente nada que hacer, con decir que ni televisión por cable existía. Cuando el policía tenía libre y se le pasaban las copas terminábamos las noches borrachos en mi casa, dormíamos juntos la borrachera en mi cama sin ningún tipo de intención sexual de mi parte, valoraba tanto su amistad que no me atrevía a mancharla con deseos sexuales, díganme cursi, pero así era de mi parte y pensaba que de la suya también, conocíamos nuestra vida, yo sabía que el tenía una novia con la que seguramente se casaría tenían muchos años juntos y me contaba todo sobre su relación y el conocía la mía, en ese entonces tenía una novia. Nuestra amistad creció tanto que tenía  ropa en mi casa, venía a lavar, cepillo de dientes en el baño y calzoncillos, que era lo que se usaba en ese entonces,  para cuando borracho se quedaba en mi casa, bañarse al otro día antes de irse a trabajar.
Alrededor de 3 años vivimos la misma rutina, una noche en una borrachera me confesó que sentía que yo era más que su amigo que sentía por mí un amor profundo como el que se tiene por un hermano, me sentí tan emocionado que le dije:
- Mae, déjese de playadas, ( en mi país, es un argot popular, entre hombres "machos", para ...