1. Duro, fóllame duro


    Fecha: 02/01/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

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    -¡La hostia! Llevas un sex shop en esa maleta.
    
    -Ni tanto.
    
    Leonor, se levantó para ir a la cocina a buscar algo para picar.
    
    -¡Ay! -echó una mano a la parte de atrás del cuello- Tengo la espalda hecha una mierda.
    
    -¿Quieres que te de un masaje?
    
    -¿También das masajes?
    
    -Normales y eróticos.
    
    -Mejor, no. Igual te pasas.
    
    -Hablaba de dártelo en las cervicales y en los hombros, primita. Para un masaje integral aún tengo que comprar una mesa de masajes portátil.
    
    -Bueno, si es en los hombros, sí.
    
    Nuria, se puso detrás de su prima y le masajeó las cervicales y los hombros.
    
    -¡Uuuuum! Lo haces muy bien
    
    Nuria, entró a matar.
    
    -¿Cuánto tiempo hace que no te corres como es debido?
    
    -Te vi venir desde un principio, pero no soy lesbiana.
    
    -Ni yo, pero que me coman el coño de vez en cuando me encanta, y mejor que un hombre lo come una mujer.
    
    -Yo no sabría.
    
    -No tardarías en aprender. Eres mujer.
    
    -No me interesa... ¡Ooooh! ¡Qué manos tienes!!
    
    -¿Quieres que te deje nueva con un masaje integral?
    
    -¿No decías que no ...
    ... tenías mesa?
    
    -Tendrás una en la cocina.
    
    -Tengo, y es lo suficientemente grande.
    
    -¿Quieres qué te de ese masaje?
    
    -Miedo me da, si me calientas mucho...
    
    -¿Tiene mantel de tela la mesa de la cocina?
    
    -Tiene.
    
    -Desnúdate que yo llevo los aceites.
    
    -Me desnudaré en mi habitación. Espérame en la cocina.
    
    Cuando Leonor llegó a la cocina tapada con una toalla, vio a su prima desnuda. Tenía unas tetazas grandes y redondas, con enormes areolas negras y pezones como dedos meñiques de gordos. Su coño estaba rodeado de una espesa mata de pelo negro. Ya no estaba tan segura de que no le gustaran las mujeres. Le preguntó:
    
    -¡¿Qué haces desnuda?!
    
    -Es para que no te sientas incómoda. Quita esa toalla y échate boca abajo sobre la mesa.
    
    Nuria había llevado unos cordeles a la cocina.
    
    -¿Qué vas a hacer con eso?
    
    -Atarte las manos y los pies para que te veas indefensa. Así sentirás el masaje con más intensidad.
    
    Nuria le ató los pies y las manos y pasó los cordeles por debajo de la mesa. Después le echó aceite de coco en la espalda, hombros, brazos, manos, costillas, tetas, piernas y pies... La masajeó a conciencia, especialmente cuando metía las manos debajo de su cuerpo y le masajeaba las tetas. Llegó un momento en que el coño de Leonor ya mojaba el mantel con los gotitas de jugo que caían de él... Nuria, puso la palma de su mano sobre el coño de Leonor y lo acarició con ella. La mano se pringó de jugo. Luego lo siguió acariciando al tiempo que le metía el ...
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