En el hotel con Laila
Fecha: 19/11/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Amanda747, Fuente: CuentoRelatos
... tetas eran un manjar, podía hundir mi cara fácilmente en ellas, sus nalgas eran perfectas y voluptuosa, no pude resistir lamerle el ano mientras con mis dedos le tallaba la concha. Quería regresarle el favor por esa venida que me había regalado.
Chupe su clítoris, mame su concha, meti mi nariz en su vulva, talle mi cabeza en su cuca y al final lo logré, los orgasmos que le saqué lograron hacerla venirse copiosamente, aunque no tanto como lo que ella había hecho conmigo en el corredor minutos antes. Después de descansar un rato Laila se puso de pie y fue a su bolso, de allí sacó algo que me sorprendió mucho. De su bolso sacó una verga de plástico sujeta a un tipo calzoncillo.
—Pontelo y penetrame —me dijo secamente. Quiero que me cojas como varón. Me mostró como ponermelo estando juntas de pie. Cuándo quedó eso sujeto a mi cintura
—Le llaman strap-on —me dijo, —quiero que me folles como varón y que me folles duro. Quiero que imagines que eres un chico y me quieres destrozar la concha, entiendes?
Asenti mientras me acercaba a ella estado de piernas abiertas como yo tantas veces me había visto frente a chicos. Por primera vez iba a hacer esto y debo aceptar que estaba maravillada jugando el papel de chico follandose a semejante hembra. Coloqué la pija en sus labios y la empecé a penetrar lentamente, una vez que entró todo me recoste sobre ella sintiendo como nuestros senos se amoldaban y como ...
... nuestros pezones se entiesaban al contacto con los pezones de la otra.
—Jodeme duro putita, jodeme como a una zorra. La situación me estaba encantando, por primera vez en mi vida lo que se sentía penetrar a una hembra y hacerla gozar al ritmo de mi culeo. Desde muy chica siempre me dijeron que cojo muy bien, que el culear se me da muy bien y muy natural. La empecé a culear cada vez más y más fuerte mientras nos fundiamos en besos llenos de lascivia.
—Jodeme perra, jodeme como a una puta por el amor de dios. Dame lo que mi marido no me da, dame polla, dame polla, dame polla por favor —me imploraba como una posesa hasta que un alarido salió de sus labios y la vista en blanco me avisaron que un fuertisimo orgasmo estaba saliendo de sus entrañas. Mis piernas se llenaron de sus jugos y la cama comenzó a mojarse abundantemente. Pasando eso ya sólo nos quedaron fuerzas para acabar en un delicioso 69 yo estando arriba de ella. Se acercaba la hora de que Laila tuviera que pasar por su hijo a la escuela. Nos duchamos y vestimos, su vestido estaba todavía empapado de mis jugos, y la cama parecía zona de combate. Nunca voy a olvidar cómo lucía esa habitación. En el camino de regreso me dejó donde mi auto. Me dijo que mañana viernes no podría verme pero que el lunes nos podíamos ver en el mismo hotel.
Me besó en los labios y, antes de cerrar la puerta de su auto, me dijo esto:
—Amanda, qué bien coges —y se marchó.