1. En el hotel con Laila


    Fecha: 19/11/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Amanda747, Fuente: CuentoRelatos

    ... está señora sabe cómo complacer a una chica. Media hora más tarde entramos en un hotel de paso de baja calidad, lo cual me sorprendió pues su auto y su vestir denotaban una clase social pudiente. Entramos a lo que era la recepción y ella pidió una habitación. El viejo se me quedó viendo de arriba a abajo y con un dejo de deseo por mi volteó a ver a mi amiga y le dijo.
    
    —Parece menor de edad. No puedo dejarla pasar con una menor, es ilegal.
    
    —Pues ella me dijo que ya es mayorcito, si quiere pregúntele —le contestó ella con soltura y total desparpajo.
    
    El viejo me volteó a ver y me preguntó mi edad.
    
    —Dieciocho —contesté.
    
    —¿Puedo ver su INE?
    
    Se lo mostré y al ver que decía la verdad le extendió la llave a mi amiga y, llevándome de la mano, me guío por estrechos pasillos donde por aquí o por allá se alcanzaban a escuchar gemidos de placer. Al llegar a nuestra habitación se puso frente a mi y me volvió a besar con esa pasión muy de ella mientras sus manos recorrían mis nalgas, mis piernas y mis senos. Sus manos, tan hábiles como las de un mago, se las arreglaron para desabotonar mi short y realizarlo hasta mis rodillas, una de mis tetas se mostraba ya expuesta en plenitud, mi pezón parecía una flecha a punto de salir disparada. Todo esto estando aún sobre el pasillo, expuestas a que alguien nos viera si pasaba por ese pasillo. Me tomó los hombros con ambas manos y me puso de espaldas contra la pared mientras sus dedos se escurrían por mi interior. Me estaba ...
    ... tallando la concha sin piedad, y yo con el short en los tobillos y mi playera de tirantes enroscada en mi cintura no podía hilvanar ningún pensamiento.
    
    —Te voy a hacer que te corras como una cerda —me dijo mientras se hincada ante mi, llevando su boca a mi concha. Dios, qué placer. Mientras con sus labios me mamaba el clítoris con tres dedos me estaba dando la masturbada de mi vida.
    
    Estando así, en esa pose, de espaldas contra la pared y con Laila mamándome el clítoris y con tres dedos machacándome la panocha fue que, de manera imprevista, me empecé a correr sobre su cara mientras veía nublado y mis piernas temblaban descontroladamente mientras yo, totalmente entregada al placer, repetía sin parar, mecánicamente, la frase de "Me corro", "Me corro", "Me corro" mientras veía como la cara y los cabellos de Layla quedaban empapada de mis jugos.
    
    Entre espasmo y espasmo me percaté que al fondo del pasillo, el viejo de recepción nos miraba mientras se masturbaba frenéticamente. Así estuvimos unos dos o tres minutos, yo viniéndome una y otra vez y el viejo al fondo jalándosela viendo el show de su vida. Cuándo por fin se detuvo, se puso de pie, abrió la puerta de nuestra habitación y entonces entramos. El vestido de Laila estaba empapado de mis jugos, mis piernas igual y mi short todo salpicado. El orgasmo había sido descomunal. Nunca nadie, ni siquiera don Ignacio, me había hecho venirme de esa manera. Nos desnudamos y nos fuimos a la cama. Laila era una mujer muy hermosa, sus ...