Luisa, la profesora humillada
Fecha: 25/11/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Karlos, Fuente: CuentoRelatos
... casi exhausta, pero consiguieron calentarla de nuevo, haciendo que el coño se le pusiera húmedo y correoso, y la llevaron a un formidable orgasmo que acompañó con grititos de gusto. “Veis como es una zorra salida. Vamos a follarla de dos en dos”, comentó Manolo. Y así lo hicieron. Primero se puso él debajo de ella y se la metió hasta el fondo. Su hermano la introdujo por delante y al momento ella tuvo dos pollas metidas juntas en su coño. La bestial penetración le dolía, pero aguantó bien hasta que se corrieron. Cuando los dos a la vez lo hicieron, le retorcieron las tetas y le dieron pellizcos brutales en las nalgas al mismo tiempo. Con el coño lleno de semen recibió la embestida de la siguiente pareja de chicos que repitieron, al igual que más tarde la tercera, la misma operación. Le metieron las pollas juntas en el coño y se ensañaron violentamente con sus tetas y sus nalgas al correrse.
Una vez satisfechos de nuevo los seis, sin decir nada y sin mirarla apenas, se vistieron todos y se fueron. Luisa, hecha añicos física y moralmente, se quedó echada en la cama. Esa forma de despedirse la hizo sentirse más ultrajada todavía. En la habitación olía a pipi, sudor, flujo y semen, y ella misma olía también a lo ...
... mismo. Haciendo un esfuerzo se levantó. Abrió el ventanal para renovar el aire. Cogiendo unas toallas del lavabo secó lo que pudo la orina y el semen que había en el suelo. Luego cambió las sábanas que estaban mojadas.
Después de estas operaciones llenó la bañera y se metió en ella. Estuvo largo rato disfrutando del agua tibia, se lavó bien la cabeza, pero no pudo comprender, por muchas vueltas que le dio, lo que había pasado esa noche. Al salir del baño se aplicó crema en los pezones, en los agujeros, en las nalgas, en todos los sitios donde sentía dolor y escozor de los ataques recibidos. Luego se acostó y sin poder leer ni una página de la novela que estaba leyendo, se durmió al instante.
Al día siguiente fue a dar la clase con gafas oscuras y traje pantalón. Los nervios iniciales que tenía al entrar en el aula le desaparecieron cuando encontró una nota en su mesa dentro de un sobre cerrado. En ella ponía: “Profe, lo de anoche es un secreto de los cinco. Manolo se fue ya. Nadie lo sabe ni lo sabrá. Pero tendrá que darnos otra sesión mañana de despedida, al acabar el cursillo, aunque sea menos fuerte que la de ayer.”
Luisa, después de leerla, miró a Juan Carlos. Le sonrió y él le devolvió la sonrisa.