Luisa, la profesora humillada
Fecha: 25/11/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Karlos, Fuente: CuentoRelatos
En un lujoso hotel de la costa brava catalana se impartía durante el verano un curso de iniciación a la economía empresarial de una semana de duración. Al mismo asistían veinte alumnos seleccionados de diversos puntos del país, la mayoría hijos de empresarios, de edades entre dieciocho y veinte años. Luisa era la profesora encargada de darlo. Al margen de ser muy versada en la citada economía empresarial, daba la imagen de una mujer treintañera morena, hermosa, de senos abundantes. Cuando se presentó el primer día en el aula destinada al curso, vestida con un polo blanco bastante ceñido que le marcaba algo los pezones y una falda azul por encima de las rodillas, los murmullos y las miradas de los alumnos la reconfortaron. Sabía que se alegraban de contar con una profesora como ella. Luisa los miró mientras el director del curso la presentaba. Eran todos chicos “bien”, vestidos con ropa de marca, algunos bastante guapos, y en general con aspecto de cuidar sus cuerpos. Una vez dado el primer repaso al alumnado, se dijo a sí misma que tenía que representar ante ellos el papel de mujer formal. El verano aumentaba la libido y si se mostraba demasiado accesible podía perder el orden en la clase. Por eso, íntimamente, decidió que en los siguientes días se vestiría más decorosa.
La primera mañana del curso transcurrió tranquila. Los chicos prestaron atención a la lección que recibieron y cuando terminó se fueron todos rápidamente a cambiarse para disfrutar un rato de la piscina ...
... antes de comer. Luisa se quedó un rato en el aula preparando el temario de la tarde, hasta que decidió ir a darse una ducha en su habitación. Allí se desnudó y cuando se quitó las bragas percibió lo mojadas que estaban. Entonces recordó varias miradas encontradas con un par de chicos durante la clase y el puntazo que sintió en la entrepierna. También el momento en que cruzó las piernas, cuando estaba sentada mientras el director la presentaba. Debió enseñar más de lo debido, por el murmullo que recorrió el aula a continuación. Se sintió vulnerable por ello y no le gustó. Con este pensamiento, para ayudarse en su debilidad femenina, llamó por teléfono a Paco, un ingeniero asturiano, con el que salía desde hacía un mes. Hablaron un rato y al colgar se sintió reforzada en sus sentimientos amorosos hacia él. “Me ayudarán a superarme, a evitar miradas perniciosas”, se dijo. Luego se duchó, se sintió limpia, se puso un vestido verde y bajó a comer al restaurante del hotel.
Antes de entrar, pasó cerca de la piscina y miró a sus alumnos bañándose. Desde luego, lucían unos cuerpos jóvenes verdaderamente atractivos. “¡Hola, profe!”, le saludó uno desde el agua. Luisa devolvió tímidamente el saludo y se dirigió al comedor. Se sentó con el director y comentaron asuntos del curso. A una mesa cercana fueron llegando todos los alumnos. Ella sintió algo de envidia ante las risas que venían de aquella mesa, en contraste con la seriedad de la suya hablando aburrida con el director.
Su ...