Elena (A.C.) - mi masoquista III
Fecha: 30/08/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... maestra.
Era viernes en la noche y hacía un frío de los mil demonios. Tan sólo llegar y verla, nos besamos y nuestras riñas quedaron momentáneamente olvidadas. Ya saben, como cualquier pareja del siglo XXI. Me presentó a sus nuevos compañeros de trabajo (otros jóvenes de la misma edad que también realizaban su servicio social) y, dado que ya tenían planeado embriagarse, me invitaron a unirme.
La comunidad tenía un pueblecito de 5 calles adoquinadas, rodeado de cerros, cerros y más cerros. Algunas casas estaban desperdigadas en los alrededores y otras más en terrenos esparcidos por kilómetros a la redonda.
Caminamos por un sendero sobre la montaña más cercana durante 15 minutos para llegar a un solitario claro con un pequeño quiosco rodeado por un tupido bosque. Por inverosímil que pareciera, alguien ya estaba ahí y con una camioneta pick up, misma que se utilizó para poner la música mientras todos ingeríamos alcohol.
La odiosa música de banda (sí, hay sus excepciones… como intocable o algunos otros grupos más…) reinaba en el lugar, mientras la cerveza y el mezcal corrían a raudales por nuestras venas. Al poco rato, Elena fue presa de lo que le sucede a cualquier mujer que bebe demasiado: se puso caliente. Lo cual a mí me agradó en sobre manera, ya que, por experiencia, sé que cuando se pone así, su límite de dolor e inhibición aumentan.
Pese a que estaba pasando un buen rato conociendo gente nueva, Elena me robó un momento y me guio, tambaleante, hacia el ...
... bosque. Se despojó de su chamarra y me quitó la mía para hacer una especie de cama al pie de un árbol. Nos comenzamos a besar y a tocar, pues ambos extrañábamos nuestros cuerpos. Bajó mi pantalón y mi bóxer y se arrodilló para hacerme una mamada. A sabiendas de que estaba borracha, le obligué a tragarse mi verga entera y, nuevamente, no opuso resistencia. Fueron unos 10 minutos gloriosos. Ella se masturbaba con vehemencia mientras engullía completamente mi erecto miembro. A veces le daban arcadas, pero siguió, sumisa ante mis gustos. Poco después, se despegó de mí e hizo además de irse.
—¿A dónde vas? – pregunté totalmente confuso.
—Dame 2 minutos – me respondió con voz de borracha – voy al baño.
—No – respondí autoritariamente y la alcancé para detenerla.
—¿Qué haces? Suéltame, necesito ir a mear, cabrón – me dijo tratándose de zafar, pero la tenía bien sujeta.
—Quiero verte mientras lo haces.
—¿Qué? – me dijo sonriendo – No, me da pena
—Vamos, hemos hecho cosas peores – atajé
—Sí, pero nunca viste nada…
—Si no lo haces, voy a castigarte – le amenacé.
—Eso lo ibas a hacer de todas maneras y, además, yo quiero que me maltrates – me dijo tomando mi verga y masturbándome lentamente – sólo quiero ir a mear.
—Quiero verte hacerlo – le dije con todo autoritario
—¿Quieres verme mear? – me preguntó con un tono de lujuria tras un momento de pausa
—Si
—Con una condición – me dijo sin dejar de masturbarme
—No estás en posición de poner ...