Elena (A.C.) - mi masoquista III
Fecha: 30/08/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... vayas al baño. Hazlo aquí. – respondí tranquilamente
—¿Estás loco? – respondió riendo
—¿Te han cogido por el culo? – pregunté sonriendo y se la saqué de la vagina
—No y no creo que quiera probar ahorita – me dijo e hizo ademán de alejarse de mi
—Eres mía – espeté
Al escuchar eso, ella se paralizó y se quedó quieta. Yo traté de dilatarle un poco más el ano con mis dedos y tras unos momentos los retiré de su sucio agujero. Ella me miraba a los ojos, preocupada, pero dispuesta. Poco a poco coloqué mi verga en su ano. Ella instintivamente fue bajando poco a poco. Como en todo, el principio fue lo más doloroso y pese a los primeros dolores y quejas, jamás se detuvo y dicha determinación me hacía amarla cada vez más. Cuando hubo entrado el glande fui bajando sus caderas con mis manos, lentamente, pero de manera constante hasta que la clavé entera. Le sonreí y me quedé así unos momentos para que su ano se acostumbrara. Poco después comencé a penetrarla lentamente.
En los primeros minutos, notaba su incomodidad. Pero conforme transcurrían los segundos, le fue cogiendo el gusto. Por otro lado, yo comencé a estimular el clítoris lentamente, mientras la seguía penetrando por el culo. Vaya que extrañaba dicha sensación. Estaba apretado. Muy justo, pero delicioso. Al poco rato, ella misma me pidió que aumentara el ritmo, cosa que hice al instante. “Si me sigues cogiendo así, en serio me voy a cagar” me dijo entre jadeos y le respondí que quería que lo ...
... hiciera.
Ella, presa del pacer y del momento no pudo más y alcancé a escuchar un sonoro pedo. Poco después pude sentí mierda saliendo y mezclándose con el ritmo frenético de mi mete y saca. Por mi parte, en lugar de darme asco, me excitó todavía más. Tomé sus nalgas y pude sentir su mierda sobre mis huevos y mis muslos. Ella gemía como loca mientras yo seguía penetrándola. Seguían más pedos y más mierda salía de su ano, provocándome un placer que nunca había sentido. Tomé parte de su mierda con mis manos y comencé nuevamente a nalguearla, para esparcir dicha porquería sobre sus nalgas. Simplemente se dejó hacer. El olor era insoportable, pero quizá por el calor del momento, seguimos. Ella siendo golpeada y sodomizada. Yo, cagado y feliz.
No recuerdo cuanto pasó después de eso, pero cuando eyaculé ella me miró a los ojos con una sonrisa de pervertida que jamás he podido borrar de mi mente. Me besó con pasión y se recostó sobre mí con mi verga aun en su culo. Instantes después se escuchó un ligero “plop”, un leve gemido por su parte y un sonoro y aguado pedo.
—Estás loco de remate – me dijo acariciando mi pecho.
—Gracias – atiné a decir.
—Creo que me podría acostumbrar a esto – me dijo casi en un ronroneo
—¿Al olor? – indagué
—No, a esto – me dijo guiando una de mis manos para que le metiera nuevamente dedos en su batido ano
—¿Te gustó? – le pregunté metiendo tres dedos sin mayor dificultad en su asqueroso ojete.
—Mucho – respondió – pero no puedo creer que no te ...