Noche de pasión en Lisboa (I)
Fecha: 01/10/2017,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... más tiros de los que le correspondían, pero nunca pasamos a más, a pesar que era una señora todavía de buen ver, pero a veces una buena amistad, la estropea una mala relación. En aquel sitio, yo era como de la familia.
Salimos y despedí el taxi, entrando en el restaurante. Ya había hablado con la dueña y tenía reservada una mesa, con mantel de tela y servilletas a juego (no comprendo cómo hay quien llama llevar a cenar a una señora a llevarla a comer fast food) en un patio interior al aire libre. La noche era cálida después de una cena agradable, con el café, me gusta poder fumar sin levantarme de la mesa. Esperaba que a mi acompañante no le molestase que fumara.
Le aparté la silla para que se sentase, y le pregunté su opinión sobre el local, que no iba mucho con los “tiros largos” que nos habíamos vestido, pero le aseguré que la comida no la iba a defraudar y el trato, menos.
El camarero me trajo la carta de vinos, ya que la comida estaba encargada y apareció Dona Fernanda en la mesa “a cumprimentar” lo que era algo que no hacía casi nunca, solamente con clientes muy particulares de la casa. Me levanté e hice las presentaciones formales, presentando a Dona Fernanda como una querida amiga y a Amalia como una amiga recién conocida. Se saludaron entre ellas y cuando se iba, Dona Fernanda por encima de la cabeza de Amalia me guiñó un ojo y me puso una cara como diciendo “esta noche te has esmerado, cabrito” a lo que no hice caso porque la verdad es que no tenía ninguna ...
... doble intención, solamente quería agradecer a mi acompañante su amabilidad del día anterior y pasar una velada agradable en compañía de una bella mujer, sin ir más allá.
Nos trajeron la cena: Arroz de Langosta y una ensalada con piña y fruta tropical para refrescar el paladar, de la que dimos cuenta mientras hablábamos de lo divino y de lo humano, como harían una pareja muy establecida que no necesita conversar con dobles intenciones, o lo que realmente éramos, una pareja de conocidos que disfrutaban de una cena.
Cuando nos preguntaron por el postre, igual que el día anterior, ambos declinamos y pedimos café, yo pedí que me trajesen una copa de “aguardente velhissima” en copa caliente, y para mi sorpresa, Amalia pidió otra para ella. Nos sirvieron el café y los cordiales y le pregunté a mi acompañante si le molestaba que fumase, a lo que ella me respondió que estaba loca por encender también un cigarrillo. Saqué mi pitillera forrada de piel de avestruz y para mi sorpresa, ella sacó otra igual, solo que en versión de señora, más estrecha y con menos capacidad. Nos reímos de la coincidencia, y le ofrecí uno de mis cigarrillos, ella lo tomó y se lo puso entre los labios y yo le arrimé fuego con mi encendedor y a continuación encendí el mío.
Estábamos fumando y charlando cuando vino la dueña del restaurante a interesarse por cómo había ido la cena, yo la elogié y Amalia le pidió la receta, supongo que en un juego femenino de halagos y entonces Dona Fernanda me dijo que ...