Noche de pasión en Lisboa (I)
Fecha: 01/10/2017,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... por el ojal de la chaqueta, la aseguré en la presilla del bajo solapa. Más bonito que un San Luís, me dije para mí, y salí a cumplir con la cita que había concertado.
Llegué a las 8:20 y tomando la tarjeta que me había dado, sin bajar del taxi, le di una llamada avisándola de que estaba abajo, esperando. Me contestó que en dos minutos estaría en la puerta. Bajé del taxi y me acerqué al portal para recibirla.
Cuando salió se me desencajó la mandíbula, venía con un vestido de raso de seda de color salmón con la falda plisada en tablas de unos dos centímetros y como cuatro dedos por debajo de la rodilla, del talle hacia los hombros, el vestido estaba drapeado y llegaba a los hombros dejando el cuello cerrado sin escote, ni por delante ni por detrás, lo que constaté cuando se dirigía hacia el taxi. El vestido tenía en los hombros unos ramilletes de capullos de rosa que ocultaban los cierres del vestido. Completaba el conjunto unos zapatos de charol a juego con el vestido y un bolso de mano pequeñito, casi una cartera. Su hermosa melena la llevaba recogida en un moño italiano que le descubría las facciones y dejaba brillar con toda intensidad las dos esmeraldas que Amalia tenía por ojos. Era la primera vez que la veía en pie y su estatura sin tacones debía rondar el 1.60, ya que yo mido un poco más de 1.73 y con los tacones era un poquito más baja que yo. Cuando le abrí la puerta del taxi y me incliné para recogerle el vuelo de la falda para cerrar la puerta me llegó el ...
... aroma inconfundible del Chanel nº 5, pero tan discreto que tuve que estar prácticamente sobre ella para notarlo. Aparentemente no iba maquillada solo el carmín de los labios un rojo tipo Hollywood destacaba en su rostro, tal era la maestría con la que se había maquillado. Solo había algo que no me acababa de convencer y era la parte superior del vestido, parecía como que lo hubiesen cosido dos modistas diferentes, así como la falda se apoyaba perfectamente en las curvas propias de una mujer alrededor de la cintura y cadera, la parte superior flotaba de una manera que no era muy natural, me tenía intrigado el detalle, pero por supuesto, mi discreción me impidió el hacérselo notar a Amalia, o preguntarle el motivo.
Me dirigí a la otra puerta del taxi y entrando, le dije al taxista la dirección de un restaurante de pescadores, cerca de Estoril, yo conocía a la dueña de haber cenado en más de una ocasión y si bien no era un restaurante de 5 tenedores en la forma, si lo era en el fondo. La dueña del restaurante, Dona Fernanda, una viuda mayor cocinaba como los ángeles y sabía que al menos, en cuanto a la cena, no habría problemas y quedaría bien con Amalia. Me gustaba el local porque me sentía en él como en casa, tenía confianza y cuando había algo especial, Dona Fernanda me avisaba por si me apetecía. Yo bromeaba con ella, que si quería un novio español, yo estaba dispuesto incluso a llevarla al altar y ella me seguía la broma con la picardía propia de las mujeres que ya han dado ...