Choque Térmico (Frío)
Fecha: 25/06/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... alto.
—Oye, tú no puedes despedirme —le dije indignada, alzando la voz.
—Claro que no, pero si te puedo transferir... Mañana mismo te me vas a la planta Norte.
—¿La planta Norte? No me puedes hacer esto, no me mandes para allá, por favor.
—Sé que alguien que te estima mucho me recomendó que te mantuviera alejada de esa planta, pero considero que te mereces una buena lección de humildad y esa la tendrás trabajando con allá. Además, la recomendación es que comenzarás como operaria, así conocerás el negocio desde sus raíces.
—Pero, no me puedes hacer esto...
—Tan lo puedo hacer que lo estoy haciendo. Fallaste en tu primera oportunidad.
—No, por favor; te prometo que ahora sí me disculparé en serio con él...
—Los siento, está decidido. Diste por sentado que él había venido a quejarse conmigo y actuaste en consecuencia sin tener la certeza. Eso es algo que no se puede hacer en cualquier ámbito de la vida, incluido el empresarial. Necesitas una lección y por supuesto que te la voy a dar.
No lo podía creer, mi hermano había decidido castigarme transfiriéndome de la matriz a la planta Norte y encima trabajando como operaria. Tendría que olvidarme de hacer labores administrativas que eran las que había realizado hasta el momento. Encima, me obligaba a tener trato con otro de mis hermanos, con el que había tenido problemas muy fuertes en el pasado y eso era algo que yo no estaba dispuesta a hacer. Le estuve rogando por una nueva oportunidad, pero él se ...
... mostró inflexible.
Como último recurso acudí a otro de mis hermanos pidiéndole que me auxiliara en este asunto, pidiéndole incluso que le solicitara que me transfiriera a la planta que estaba a su cargo. Él hizo lo posible, pero mi hermano mayor se mantuvo firme en su decisión. Si acaso se mostró flexible solamente en postergar un poco la fecha para que coincidiera mi cambio con las vacaciones de navidad.
Mi último día coincidiría con el convivio navideño, que se llevaba a cabo previo a las vacaciones; era un festejo que la verdad sea dicha, no me entusiasmaba en lo más mínimo. Y para hacer más amargo el asunto me comunicaron que dentro de dicho evento se debería hacer un intercambio de regalos, de modo que tendría que entrar en el sorteo para ver a quién me tocaba darle regalo. Hicieron que sacara un pepelito de una cajita y al ver el nombre escrito en él casi me voy de espaldas. Me había tocado ni más ni menos que “mi adorado” Señor Pozos. Hice lo posible por que me cambiaran el papelito pero la organizadora fue muy estricta y tuve que conformarme.
Se llegó el día del evento y la sala de juntas se transformó en un salón de fiestas. A pesar de ser un día laboral como cualquier otro, todos habíamos ido un poco más arreglados que de costumbre. La convivencia fue de lo más agradable, hasta que llegó el momento que tanto temía: el intercambio de regalos. Se suponía que solamente cada quien sabía el destinatario de su regalo, por lo que parte del encanto del evento era ir ...