1. Hermanos forzados a follar


    Fecha: 18/02/2020, Categorías: Confesiones Autor: veronica2000, Fuente: CuentoRelatos

    ... sometida e indefensa, y con mi cuerpo en tal estado de excitación...
    
    …me tenía sonriendo con malicia y pidiendo más.
    
    Pero el castigo tenía que llegar, y de repente las caderas de mi hermano volvieron a martillear mi culo de atrás para adelante, con tanta energía que casi parecía que me fuera a clavar contra la cama. "¡Ah, R-Raúl, más, oh Dios, mas!"
    
    "Así, -me dijo al oído. –muévete así, aprieta más el culo."
    
    Asentí con una sonrisita traviesa, arañando las sabanas con desesperación mientras me culeaban como nunca en mi vida, hasta que después de casi 10 minutos de brutal sodomización…
    
    …Raúl sacó su verga de mí y empezó a bañar mis nalgas y espalda con su leche ardiente, y entonces volvió a meterme la punta, a lo que yo respondí con total sumisión. "S-sí, dámela toda, toda."
    
    Finalmente, después de dejarme toda empapada, mi hermano se dejó caer a mi lado, completamente exhausto y tembloroso.
    
    Pero yo continué moviéndome suavemente contra la cama, fascinada al sentir las gotas de leche resbalando por mi piel, así como un delicioso dolorcito en el ano.
    
    "Excelente. -dijo el americano con actitud complacida. –ahora, vístanse."
    
    Oír eso rompió el trance sexual en el que estaba, y pensé que los efectos de la pastilla debían estar debilitándose, por lo que con mucho pudor intenté agarrar las sabanas para limpiar el semen que había quedado en mi cuerpo, pero el americano me detuvo: "No, no te limpies, ponte tu ropa así."
    
    "P-pero…"
    
    Pero era inútil discutir. ...
    ... Recogí mi tanga del suelo y lentamente la subí por mis piernas, aunque la sensación húmeda entre mis nalgas era un poco molesta. Con actitud resignada me puse mi bra también.
    
    Raúl, mientras tanto, ya se había puesto su ropa, y muy atento recogió mi vestido del suelo y me lo dio, aunque de nuevo esquivaba mi mirada, señal de que también estaba superando los efectos de la pastilla.
    
    Me mordí los labios mientras me ponía el vestido y me veía en los espejos, peinándome ligeramente por simple vanidad natural. En ese momento el americano se me acercó y me puso de nuevo la bolsa negra en la cabeza, así como a mi hermano, aunque me quedé muy intrigada cuando le dijo: "Ten, guarda esto. Lo necesitarás más adelante."
    
    Claro, la curiosidad me quemaba, pero sabía que no podía ponerme a preguntar nada, ya que lo que más anhelaba era salir de ahí.
    
    En ese momento sentí que alguien tomaba mi mano, igual que cuando nos trajeron al cuarto, y entonces nos fueron guiando de regreso por las escaleras y el pasillo hasta que llegamos a donde debía estar nuestro carro, en donde nos volvieron a meter en la cajuela, aunque me alegré mucho cuando sentí a Raúl junto a mí, y sin poder contenerme, lo abracé con todas mis fuerzas.
    
    Acto 4: el regreso.
    
    Durante un buen rato avanzamos por lo que sonaba como ciudad, hasta que finalmente nos detuvimos, y un segundo después la cajuela se abrió.
    
    Tardamos unos segundos en salir, aún muy confundidos, pero cuando lo hicimos me quité la bolsa de la ...