El síndrome del oso panda (9)
Fecha: 22/06/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Vero_y_Dany, Fuente: xHamster
... esto consecuencias más adelante para nuestra relación?».Sacudí la cabeza, guardé el brik en el frigorífico y volví al dormitorio. Vero se removió sin despertarse, pegó su cuerpo desnudo al mío, suspiró en sueños, y continuó durmiendo.«¡Joder!, ¿será posible? ¿Pues no que me estaba empalmando de nuevo? Aunque… ¿era el cuerpo de Vero, o la anticipación de lo que podría ocurrir mañana, y después durante las vacaciones?»Pero antes de poder aclararlo, me dormí a mi vez.20Nuevos amigos (Dany)¿Habéis experimentado alguna vez el hecho de que todo se ponga extrañamente a tu favor?Pues eso es lo que nos sucedió: en la autopista, así como en el ramal de enlace al aeropuerto, no había apenas tráfico. Antes de las siete habíamos dejado a los padres de Vero ante el arco detector de metales. Era muy pronto, de manera que nos fuimos a la cafetería, y desayunamos a base de bollería recién hecha.No hablamos ni palabra hasta terminar. Luego, planteé la cuestión:—¿Te apetece lo de Sandra y Jorge, o prefieres quizá que pasemos el día solos en casa?Me dirigió una larga mirada.—Y tú, ¿qué quieres hacer?Me acordé de una frase de Sandra, mientras estábamos el día anterior en la terraza de su dormitorio.—“Lo que tú desees, amor”. “No, cariño, lo que tú quieras” —remedé incluso la voz de la mujer. Vero se echó a reír francamente.—A mí me apetece hacerlo —dije mirándola a los ojos.—Bueno, pues está decidido —concluyó Vero.—Voy a comprar la prensa, y nos entretendremos un rato antes de partir, que no es ...
... cosa de sacarles de la cama.—Bueeeee, a lo mejor en lugar de “sacarles” nos pedirían que “nos metamos” —replicó Vero con tono de malicia.Hablaba al principio de que todo estaba a nuestro favor. Salimos a las nueve de la cafetería. Calculé que hasta a casa de Jorge y Sandra habría hora y media de camino... contando con las previsibles retenciones.Pero no hubo tal; tardamos unos tres cuartos de hora, con lo que no eran siquiera las diez cuando estacioné nuestro coche ante la casa de la otra pareja.Justo cuando salíamos del auto, se abrió la puerta cochera, y el suyo asomó, deteniéndose al vernos. La mujer abrió la ventanilla.—No os esperábamos tan pronto. ¡Venga, subid! Íbamos al pueblo cercano a hacer unas compras.Y así lo hicimos.—Es que… veréis, —explicó Jorge mientras ponía de nuevo en marcha su coche—. Nada más marcharos ayer nos llamaron los amigos de los que os hablamos, la pareja que no puede venir a las vacaciones en agosto, y nos dijeron que si no teníamos inconveniente vendrían hoy a conocer nuestra piscina. Tratándose de ellos, ni que decir tiene, —continuó Jorge— que la cosa irá de sexo más temprano que tarde. No sé si eso supondrá un problema para vosotros…Vero y yo nos dirigimos una mirada. Me encogí de hombros, mientras la interrogaba con la vista. Ella asintió imperceptiblemente.—Hay algo más… —continuó Jorge titubeando—. No vienen solos, sino con otra pareja más o menos de la misma edad. A ellos no les conocemos, pero Javi me dijo que… este… bueno, que se lo ...