La vida sexual de Sara
Fecha: 19/06/2019,
Categorías:
Sexo Virtual,
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... pegaste?!
-Por mala. Date la vuelta.
Me di la vuelta y, agachándose, besó mis tobillos, el interior de mis piernas... Al llegar a mi coño peludo le sopló, y me preguntó:
-¿Quieres que te lo coma?
-Ya que estamos...
-¿Sí o no?
-Come.
-Desnúdate.
Me puse en pelota picada. Ella seguía vestida, le pregunté:
-¿Tú no te vas a desnudar, tía?
-Cada cosa a su tiempo.
Me besó con lengua, me comió las tetas, me metió dos dedos en el coño y me masturbó. Me puso caliente como una perra. Ya jadeaba y me iba a correr cuando dejó de tocarme. Se puso de pie, y me dijo:
-Desnúdame.
Me levanté de cama. Le quité el vestido, el sujetador y las bragas... Me cogió por los pelos con su mano derecha, llevó mi cabeza a su coño peludo, y me dijo:
-¡¡Come, puta!!
Lamí su coño mojado. Era mi primer cunnilingus y no tenía ni puñetera idea de lo que hacer, pero lamí, y lamí con ganas lujuriosas.
Tres o cuatro minutos más tarde, mi tía se echó boca abajo sobre la cama y me dijo:
-¡¡Cómeme el culo, guarra!!
A mí, si hay una cosa que me joda, es que me llamen por mi nombre, y era lo que decía ella, una puta y una guarra. Agarré su zapatilla negra con suela amarillo de goma que había dejado en el piso de la habitación y le di con ganas atrasadas. "¡¡¡Zaaaas, zaaaas, zaaaaaas!!!" Le dejé el culo al rojo vivo, y después le dije:
-¡Aquí putas y zorras somos las dos, coooño!
-Sí, ama.
Me di cuenta de que era un juego. ¡Un juego! Pues me iba a ...
... aprovechar.
-¡Cómeme el coño, putona!
-Sí, ama.
Lo malo fue que aquel juego me quedaba muy grande. Fue darme media docena de lametadas en el coño y ya me corrí en su boca. Luego sería mi tía la que se corrió en la mía.
EL TRÍO
Ya estaba casada con Braulio. Un día que el jefe de Braulio (un vejestorio) vino a cenar a casa se encaprichó de mí. Para poder disfrutar conmigo nombró a mi marido jefe de ventas.
Braulio me convenció para hacer un intercambio de parejas. Yo pensé que era con el jefe y su mujer, pero el jefe, el muy hijo de puta, era un mirón y se iba a pajear mirando cómo nos lo montábamos mi marido y yo con el jefe de ventas que tenía la compañía en una sucursal de América, un negro de casi dos metros. Su mujer era una negrita, delgadita y preciosa. Cuando la vi se me hizo la boca agua. Follaría mejor con ella que con su marido.
Después de la cena, en la habitación nupcial de un famoso hotel. Me iba a llevar una grata sorpresa. La negrita se me acercó y me besó, y el negro besó a mi marido, que era tan hijo puta y maricón como su jefe, jefe que ya se había sentado en un sillón.
Al rato estábamos desnudos ellos y yo, ya que el vejestorio sólo se había sacado la polla.
La negrita tenía unas tetazas, fina cintura, anchas caderas y su culo redondito, estaba duro como una piedra. Su piel era aterciopelada, sus labios de seda, y su sonrisa angelical.
El negro era todo músculo y tenía una verga que llenaría el coño más exigente...
Voy al ...