1. La vida sexual de Sara


    Fecha: 19/06/2019, Categorías: Sexo Virtual, Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Sara, tengo 36 años. No he sido madre, aunque tengo un hijo y una hija de mi segundo matrimonio, a los que adoro. Soy morena, atractiva, con todo bien puesto, buenas tetas, buen culo... Soy, según dicen, una mujer de bandera.
    
    Os voy a hablar un poquitín de mi vida sexual.
    
    LA MASTURBACIÓN
    
    A los 19 años me masturbé por primera vez. Fue en el aseo de una peluquería. La peluquera, una morenaza, estaba peinando a una mujer rubia, alta, de grandes tetas y culo de película, de esas que los hombres giran la cabeza al verlas pasar. Era la única clienta. Saludé y me senté. Había tenido suerte... Me tocaba después de la rubia, a la que le decía la peluquera:
    
    -¿Por dónde iba?
    
    -Por el semáforo.
    
    -Era el semáforo de un paso de peatones. Yo estaba a punto de correrme. La gota que hizo rebosar mi coño fue una rubia, que estaba tan buena como tú, y que casi atropello si no freno bruscamente. Se acercó para llamarme la atención y me vio con las bragas en una pierna y la mano en el coño. A la sorpresa inicial, siguió una sonrisa. Sacó la lengua de su boca. Miró para la mano con la que me estaba dedeando, se lamió los labios, y ¡Pum! Me corrí. Tuve un orgasmo tan fuerte que me encogí y di con la cabeza contra el volante. Cuando acabé de correrme sentí los pitos de los coches que estaban detrás del mío y vi a la rubia alejándose. El semáforo ya había cambiado a verde.
    
    -¡Quién me diera estar allí!
    
    -Estabas, Margot, estabas.
    
    La rubia, bromeó.
    
    -Tienes buen ...
    ... gusto, Salomé.
    
    -¿Cómo fue tú último homenaje?
    
    -La última vez que me masturbé fue pensando en una jovencita que me mirara en un bar y que cuando miré para ella, bajó la cabeza y se puso colorada. Supe que le gustaba. Probablemente era un virguito al que su timidez no le permitía dar el siguiente paso, y yo, estando casada, sólo podía hacérselo dar con mi imaginación. Llegué a casa, me metí en el baño mediado de agua, con sus sales... Cerré los ojos y la vi desnuda, acaricié su clítoris, que se elevaba como un titán sobre su vulva, después, moví mis dedos de abajo arriba, desde mi ojete al clítoris, hice círculos con dos dedos sobre él, luego metí dos dedos en mi coño y acaricié mi punto V, ese agujerito por donde meamos, después acaricié mi punto G. Vi la cara de la jovencita. Metía su cabeza entre mis piernas y me lamía el coño. Aceleré los movimientos de mis dedos y me corrí como una loba.
    
    La dueña de la peluquería, le dijo:
    
    -Me acabas de poner a cien, Margot.
    
    -Cuando acabes con la chica, si quieres cerrar...
    
    -Cierro.
    
    Cuando dejó de hablar sentí la humedad en mis bragas. Me fui al aseo y hice lo que decía ella que hacía. Me senté en la taza y mojé dos dedos con saliva. Busqué el clítoris que ella se tocaba y lo encontré a la primera. Deslicé dos dedos de abajo arriba... Hice círculos sobre él... Estaba empapadita... Metí un dedo en el coño y acaricié el punto Ú, que según dijera ella es el agujerito por donde meamos. Busqué el punto G y no lo encontré, o ...
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