Las desventuras de Elena (6)
Fecha: 08/06/2019,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... alrededor de cuarenta y cinco años, rubia de pelo largo y lacio, atractiva de cara y con un cuerpo robusto de buenas formas que se advertían bajo el guardapolvo blanco.
-Igualmente, doctora. –respondió Julia y la mujer le preguntó:
-¿Es usted dueña de alguna de las esclavas?
-Sí, de Elena.
-Mmhhh, muy buen ejemplar, la felicito.
-Gracias, doctora.
-Tuve oportunidad de apreciarla muy bien cuando le hice los estudios de admisión.
Julia le dirigió una mirada interrogativa.
-Sí, cuando el Club incorpora a alguna le hacemos análisis completos, incluido el examen de HIV. Su esclava está en perfecto estado de salud.
-Comprendo, y me alegra esa noticia.
-Bueno, Julia, sigamos la recorrida. –dijo Wanda tomándola de un brazo.
Julia saludó a la doctora y ya en el pasillo preguntó:
-¿Queda algo más por conocer o vamos a...ese cierto sector? –preguntó Julia revelando en su voz la ansiedad que sentía por develar el misterio.
-No, ya te lo mostré todo. Sólo falta el segundo subsuelo, la frutilla del postre. –contestó la carcelera con una sonrisa sugerente.
Volvieron a la planta baja y tomando por el pasillo del sector de celdas llegaron al fondo, bajaron hasta el sótano donde estaba la celda de castigo y atravesaron una puerta que daba a una escalera de piedra. Wanda la precedió en el descenso y luego la condujo a través de un corredor al encuentro de una mujer que los esperaba envuelta en la luz titilante que proyectaban las antorchas adosadas a ...
... los muros.
-Es la capataza. –le explicó la carcelera. –Ella y dos peones de cuadra se ocupan de las bestias.
-¿Las bestias? –se asombró Julia y calculó la edad de la mujer en unos cuarenta años. Era de estatura media, más bien rolliza y de cabello rubio cortado a lo varón. Vestía un enterizo de cuero negro, de mangas largas y ceñido al cuerpo, zapatos de taco alto, muñequeras con púas de metal plateado. Empuñaba un rebenque en la mano derecha, igual a los que el domador usa en las jineteadas para dominar al potro que monta.
-Buenas tarde, señorita Wanda. –saludó la capataza.
-Buenas tardes, Vera. Ella es el Ama Julia, miembro del Club. Supongo que todo está dispuesto como lo ordené.
-Por supuesto, señorita. –dijo la mujer después de intercambiar un saludo con Julia, que se sentía agitada por emociones intensas. –Esperan en sus cuevas, listas para ser sacadas.
-Bien, vamos. –dijo Wanda, y tomó a Julia de un brazo. Con la capataza precediéndolas atravesaron un recinto en el que no había más que baldes, escobas, escobillones, trapos de piso y otros elementos de limpieza, además de una gran cantidad de canillas en las cuatro paredes.
Al salir de ese cuarto Julia se encontró en una enorme sala de techo bajo que sus ojos recorrieron rápidamente. Lo primero que advirtió fueron los diez agujeros enrejados, de bordes irregulares, que se veían uno junto al otro a derecha e izquierda, y a los dos hombres de edad mediana que se acercaron de inmediato para saludar con ...