Así se conquista una de trece - Capítulo III - Quiero MIRARTE
Fecha: 21/06/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... estaba ocupada en eso, porque todo el resto estaba flotando en un sueño de romance y de placer, elevado a una potencia infinita por el carácter de prohibido, de marginal, de fuera del sistema, de más allá de lo constituido y de lo convenido. Volaba al caminar por los pasillos, sonreía al hablar con la gente, el tiempo se me pasaba rápido y disfrutaba de cada momento. Estaba consciente que había que ser muy paciente, y que cualquier acción que presionara los eventos, al contrario de apresurarlos, los impediría. Por experiencia sabía que las cosas eran más deliciosas dejándolas fluir, y que actuando más de la cuenta, no serían ni siquiera menos agradables, simplemente desaparecerían. Así que seguí día tras día haciendo lo mío. Laura me sonreía con adoración al encontrarnos por ahí y yo le correspondía. Cada vez me imaginaba haciéndole el amor con poesía o taladrándola sin piedad, según estuvieran mis ganas. Laura solía sentarse en la primera fila para mostrarme las piernas, las cruzaba bien y se fijaba que la falda estuviera lo suficientemente subida. Había aprendido a coquetearme, y me ponía a mil muchas veces. Yo, tenía la suficiente destreza para mirarla sin desconcentrarme de mis asuntos – a ver, ¿a quién creen que están leyendo, a un aficionado? – y perfectamente hacía las clases mientras me deleitaba las retinas mirándole las piernas a mi Laura. Me parece verla ahí con el esfero en la boca, la rodilla bien levantada y sacudiendo el piecito suavemente. Reconocer que ...
... estaba así expresamente para mí, me excitaba montones, pero durante esas semanas evité pajearme o imaginármela cuando me echaba a Tatiana o a Jessica, de grado décimo; porque sabía que ya pronto llegaría el momento y quería que fuera a todo dar. Parte de la espera consistía en que solo podría ser en el mismo colegio, por la dificultad de verme con ella por fuera, porque era muy niña. Sería demorado, pero llegaría. Las cosas empezaron a ponerme más ansioso cuando ella, no conforme con exhibirme sus piernas cruzadas, hasta bien arriba; empezaba cruzarlas justo cuando yo la miraba. A veces llevaba bicicletero y otras veces no. Cuando no se lo ponía, el pulso se me disparaba: la muy putica se quedaba varios segundos con las piernitas bien abiertas para mí, mirándome con ese gesto de ‘te gusto ¿cierto?’. Poder verle ese parchecito que envuelve su jugosa vagina, que se supone debe permanecer sin ser visto por uno, es una experiencia mística. No sé si pueda explicarlo. Podría comerle el coñito a una colegiala mil veces y aun así querría volver a verla mal sentada, con la falda de adorno. Y ojalá no verle los panties, sino las lycras, los pantimedias. El upskirt, el nylon y las colegialas, tres fetiches en uno, una niña de colegio mal sentada y mostrando todo… la fórmula completa para pararme el pito y desatar mi instinto conquistador de culicagadas. No obstante sabía que no debía presionar nada, que el momento llegaría por sí solo, y una vez sucediera sería infinitamente mejor que ...