... así, le volví a insistir, logré librar mi culo de las manos del viejito y salí de la choza. En seguida me dí cuenta que mi short seguía estando dentro de la raja de mi culo pero mi cuñado ya podía verme de donde estaba, así que traté de sacarlo lo más que podía sin que fuera obvio, y no me atreví a desenrollar la parte de arriba para que me tapara más. Al acercarme más a él me preguntó qué había estado haciendo en la choza del viejo, y le dije que no había entrado si no que el viejo me había estado haciendo la plática desde la puerta, ya que la puerta estaba del otro lado y no podría haberme visto saliendo por ella. Luego mi cuñado tomó un paso hacia atrás y mirandome las piernas se rió un poco y me preguntó que por qué traía el short así. No supe que decirle y seguro que me sonrojé un poco, pero después de una breve pausa le dije que había estado tomando sol. Hice todo lo posible para que no me viera de atrás, apoyandome contra una columna, y posicionándome estratégicamente. Sabía que sospechaba algo pero no habló más del tema. Cuando pude me acomodé el short para que tapara el 80 por ciento de mi culo dejándomelo un poco descubierto para que el short no se notara tan diferente a como estaba antes. Mi cuñado se puso a pescar y le dije que me iba a caminar por el río para buscar un buen lugar para tomar sol. Me dijo que no era buena idea porque me podría pasar algo, le dije que no se preocupara que regresaría en un par de horas.Pasé por debajo del puente para sacar un envase ...
... de aceite mineral con el cual untar mi piel para así broncearme bien. Ví que el viejo estaba otra vez ahí mirándome con una sonrisa pícara. Seguro que se había quedado dentro de la choza haciendose una tremenda paja mientras pensaba en mi culo. Me dí vuelta para que lo viera de nuevo, y ya que mi cuñado no podía verme de donde estaba pescando, volví a meter mi short en la raja de mi culo, pero esta vez sin pena, hasta que apenas quedó un triangulito rojo en la parte de arriba. Con la cola apuntada hacia el viejo, empecé a echarme el aceite, primero en los brazos, luego en mi cuello, en mi pecho, en la cara, y por último en las piernas. Pasé mucho rato untándome las piernas para de ese modo tener escusa para agacharme ante el viejo. En eso se acercó y me preguntó si quería que me ayudara. Acepté y volví a encorvarme un poco y al alzar mi colita en el aire, me quité la camisa, me eché un buenos chorros de aceite en la espalda y otros mas sobre mis nalgas. Como mi mochila había quedado en el sol, el aceite se sentía bien calentito. Parecía como si fueran chorros de semen cayendo sobre mí aunque todavía no conocía esa sensación. El viejo empezó a desparramar el aceite que cayó sobre mis nalgas, y volví a excitarme bastante sintiendo esas manos tan grandes y ásperas masajeándome el culo. En vez de desparramar el aceite que había caído en mi espalda, dejaba que se escurriera y de vez en cuando pasaba la mano para transladar todo el aceite hacia mi culo. Yo casi no aguantaba lo rico ...