1. EL REGRESO


    Fecha: 09/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... sueño, abrazados los dos, desnudos los dos, encima de la cama sin sábana ni ropa alguna que les cubriera. Estaba ya el sol más que alto cuando por vez primera desde que se durmieran Claudia abrió los ojos con un conato de sobresalto, pues no se había despertado a tiempo para ir a trabajar, pero al momento se tranquilizó. ¡Qué importaba, si ya no volvería! Otro futuro la aguardaba, en Madrid, junto a su marido y el hijo de ambos. La madrugada anterior, poco antes de quedarse dormidos, Sergio había insistido en ello y ella, Claudia, más conforme no podía estar. Se irían con él, ella y el pequeño Sergio, el hijo de ambos, y allí en Madrid establecerían su hogar. Madrid era, es, la tierra de todos, la ciudad donde nadie resulta foráneo porque, como capital de la Nación, era, es, tierra de todos los españoles y todos son bienvenidos en Madrid. Serían una pareja más, un matrimonio más con un hijo en común, como tantísimos había. Y ellos dos serían marido y mujer, esposa y esposo, y que las leyes de los hombres dijeran lo que quisieran decir… O… ¿No eran acaso, y ante todo, un hombre y una mujer normales y corrientes, como todos los demás hombres y mujeres del Universo?. ¡Pues eso!. Claudia todavía se quedó unos minutos en la cama, holgazaneando, disfrutando ya de su nueva vida. Miró a su marido, a Sergio, que todavía dormía, y le encontró sensacional; el hombre más guapo, más bello y viril de la tierra. Le besó amorosa, delicadamente para no despertarle y se quedó absorta, casi ...
    ... embobada y cayéndosele la baba, mientras le observaba. Por fin se levantó y se puso el liviano camisón con que la noche anterior entrara en el dormitorio de Sergio. Pensó en ducharse para quitarse de encima los restos de la “movida” de la noche precedente: Pegotes de semen en íntima aleación con sus propios fluidos corporales, ambas sustancias esparcidas a placer por el cuerpo de ambos, pero decidió que no, que quería retener aquellos olores que, serían nauseabundos en sí mismos, pero que a ella la embriagaban. Era el recuerdo físico de la noche anterior; de la primera vez que, en realidad, hacía el amor con el ser amado, su hermano. Salió del dormitorio y, de todas las maneras, su primera visita fue al baño, pues se estaba haciendo “pis” y precisaba evacuar tan pronto como fuera posible. De allí se dirigió a la cocina, dispuesta a hacerse el desayuno y hacérselo también a su hermano-marido. Pero cuando accedió a la cocina se encontró, de bruces, con su madre que por allí trajinaba. Claudia maldijo su falta de previsión, su candidez, al no tener en cuenta que su madre tenía que andar por casa a esas horas. Pensó en dar media vuelta pero era ya tarde, pues Dª Claudia se había vuelto un segundo hacia ella al escuchar las pisadas en el suelo de sus pies desnudos diciéndole • Anda hija; siéntate a la mesa que enseguida te preparo el desayuno. Claudia no tuvo más remedio que entrar en la cocina y sentarse a la mesa. De todas formas, mantuvo los ojos bajos, pues no se atrevía a mirar ...