Le toca mandar a ella
Fecha: 17/12/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Lujan, Fuente: CuentoRelatos
... braguitas rojas que con mucho cuidado retiro. Verónica levanta las rodillas para que se las pueda sacar por completo. El culo es musculoso, bronceado y prieto, y su coño empieza a estar levemente abierto, indicando que estamos todos en la misma frecuencia. Una delicia.
Le empiezo a comer el culo, tocarle la espalda, darle mordisquitos en las nalgas, que parecen de madera y, cuando Sara no mira, le doy algún lametón furtivo a su coñito, rasuradito y palpitante. La sensación de estar a las órdenes de mi mujer es liberadora. No tener el control, hacer lo que pida, sin preguntar.
—¡Ah! Qué guussto. Vero, quítame la braga y empieza a chuparme. Julio, quítate los pantalones. Cariño, sin dejar de chuparla empieza a quitarle la ropa
Julio no pierde ni un segundo, y además de los pantalones se quita la camisa, quedando completamente desnudo. Yo no me entretengo y hago desaparecer falda, blusa y sujetador lo más rápido posible. Verónica tiene unas tetas pequeñas pero de tamaño justo, con pezones rosas totalmente duros. Parecen de mármol.
En esto, Sara se levanta, y se da una vuelta observando a su harén privado. Majestuosa y con una cara lasciva que claramente indica que ha pensado en esto durante mucho tiempo.
—Vero, túmbate en el suelo con las piernas abiertas. Boca arriba. Cariño sigue comiéndole el coño. Despacito hasta que no pueda más. Hazle ganarse el orgasmo
Se acerca a mí y se arrodilla a mis espaldas. Me acaricia la espalda y me da unas palmaditas en el ...
... culo. Con mucho cuidado, me saca el plug y se va hacia la cabeza de Verónica. Se pone justo encima de su cara y, lentamente va bajando, dándome un primer plano de su culo, hasta que queda arrodillada sobre Verónica.
—Vero, muéstrame lo que sabes hacer con este coñito. Tanto tiempo hablándome de tus experiencias lésbicas, enséñame lo que sabes
No se lo tiene que decir dos veces, Verónica se aferra a los muslos de mi mujer y empieza a lamerla como si fuera a salvar el mundo. Lo cual Sara agradece con gemidos cada vez más desesperados.
—Julio, ven – dice con la voz entrecortada – follame la boca. Despacio y no te corras
Julio se pone delante de ella, me mira como si me pidiera permiso, a mí, al tipo que le está comiendo el coño a su mujer, pero Sara no necesita mi permiso. Le agarra la polla con una mano y los huevos con la otra y comienza a hacerle una mamada de las de antología.
Verónica, con el coño de Sara en la cara, y viendo cómo se la están comiendo a su marido no aguanta más y empieza a levantar las caderas y a restregar su coño desesperadamente contra mi boca. Yo la agarro, le meto dos dedos en el coño y acelero mi lengua contra su clítoris. Verónica es un huracán. En medio minuto se ha corrido como una catarata.
—Ah no, querida – dice Sara poniéndose lubricante en la mano – mi marido sabe muy bien cómo chupar un coño, pero a ti todavía te falta trabajo. Toma un poco de esto, quiero que me chupes y me metas un dedo en el culo. Y quiero correrme. Quiero ...