El Tamaño no Importa
Fecha: 17/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... una playera blanca; me perdía perfectamente entre la multitud, pero yo iba tan nervioso, que sentía que todos me veían y sabían que hacía ahí; “ese tipo va a coger”. Llegué a la puerta de la casa. Se veía más grande que las demás de la colonia. - ¿Diga? La voz del intercomunicador me hizo dar un sobresalto por el susto. - Hola, soy. - Pasa, está abierto. Empujé la puerta que daba directo a la calle y entré a un jardín. Unos metros adelante, se abría la puerta principal de la casa. Salió vestido con una bata de baño y por lo visto, era lo único que traía puesto. Me acerqué y le di la mano. - Pasa, bienvenido. Cerró la puerta tras de mi. - ¿Quieres que te sirva un poco de té o pasamos a mi cuarto? - Ehmmmmm. la verdad, no me gusta el té. - Entonces acompáñame. Me hizo pasar delante de él y me guió por unas escaleras hasta el tercer piso. Definitivamente, la posición económica de este sujeto, era muy por encima del promedio. Cuando iba subiendo, me dijo casi en un susurro: “No mames, cabrón, estás riquísimo”. Yo hice como que no escuché y traté que no se notara que me había sonrojado al máximo. Llegamos a la habitación y era realmente hermosa. De hecho parecía set de lujo de película porno. Las paredes eran de un azul celeste muy elegante. Muebles blancos estilo vintage y un enorme ventanal con cortinas exageradamente blancas, que permitían ver la ciudad a través de ellas. En cuanto entramos los dos, cerró la puerta, se quitó la bata y la colgó en un sillón cercano. Su cuerpo, ...
... si bien era grande, también era firme. Al caminar podía ver cada músculo de sus piernas, moverse, pero ese pene pequeño que apenas si se asomaba bajo su abdomen, no me convencía. Empecé a quitarme la playera pero se acercó de inmediato y me la bajó nuevamente. - No, no, no. primero quiero que te sientas cómodo. Además, eres mi regalo y a mi me gusta destapar mis regalos. Me dio risa el comentario así que me empecé a sentir en confianza. Nos recostamos en la cama, él desnudo y yo como estaba, me enseñaba fotos de sus hijos y me contaba lo bien que la pasaba con ellos. Sin darme cuenta, ya había empezado a tocarme. Me acariciaba muy suavemente la cabeza y empezaba a bajar por mi espalda. Se sentía muy bien. Sentí su mano posarse por completo sobre una de mis nalgas. Volteé a verlo y me veía con verdadera pasión. - Qué rico culo tienes – Me dijo con la respiración entrecortada. - ¿Te gusta? – Le pregunté con la misma voz, pues mi temperatura empezaba a subir. - ¡Me encantas! Y fue lo último que me dijo antes de quitarme la playera de un golpe y empezar a morder mis pezones. Normalmente no me considero fan del erotismo en las tetillas, pero cuando dijo “si muerdo, pero te aseguro que te va a gustar”, tenía razón. Cada vez que mordía la punta de mis pezones, una descarga eléctrica recorría todo mi cuerpo hasta llegar a los testículos, que se subían a mi, como cuando hace mucho frío. Intenté tocarlo, alcanzar su pene con mi mano, pero me detuvo. - No, chiquito, hoy tu disfrutas. Y ...