1. Entre la confrontación y la victoria...


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Gays Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... la misma razón, no había nadie para asistir al pobre hombre que, momentos antes hacía alarde de su fanfarronería y, ahora, estaba en el suelo tan indefenso como un niño. Casi sentí lástima por él; así que me agache y lo ayudé a incorporarse y sentarse en el suelo, recargado en la pared.Sangraba por la boca, la nariz y tenía magulladuras en la cara, a consecuencia del golpe contra el suelo y su impecable uniforme estaba, ahora, cubierto de polvo. No atinaba a decir nada, ni siquiera a rechazarme así que, olvidando rencores, saqué mi pañuelo y se lo acerqué a la boca para limpiar su sangre y evitar que escurriera sobre la camisola de su uniforme.Sin decir nada, le limpié el rostro con la tela del pañuelo y, entonces, me topé nuevamente con su mirada... Ya no era la misma de momentos antes, hosca e irónica... Ahora, entre perdida y atormentada, había agradecimiento y vergüenza... Yo, sólo atiné a sonreír; entonces, él, llevó su mano a la mía para sostener el pañuelo con el que, aún, le limpiaba la cara y dijo:Gracias... Perdón... Creo que me equivoqué con usted... Es usted un verdadero caballero.Yo, esbocé una gran sonrisa pues, su actitud, demostraba que, él, también era unhombre cabal y le respondí:Ande, no se preocupe, ambos nos equivocamos. Yo, no debí mirarlo y, usted, no debió confrontarme... ¿Puedo hacer algo más por usted?Ya hizo demasiado, no cualquiera lo hubiera hecho... Sólo ayúdeme a levantarme.Cuando se levantó, esbozó, por fin, una bonita sonrisa y se dolió ...
    ... tomándose por labarbilla:¡Caray! Tiene, usted, buena "derecha"...Y, usted, una pésima guardia...Ambos reímos y, entonces, caí en la cuenta que se había roto el hielo y que existía una especie de "empatía" y complicidad entre nosotros que, con un poco de suerte, podría, todavía, explotar... Su cuerpo me atraía con la misma eficacia que la miel atrae a las moscas así que decidí continuar con éste juego peligroso.Aún estaba aturdido y tambaleante; así que me ofrecí a acompañarlo hasta su vehículo pero me respondió que había llegado en un taxi y que regresaría de la misma manera. Pensando con agilidad y astucia, me ofrecí a llevarlo hasta donde él quisiera; " después de todo, yo, lo había puesto en estado tan lamentable". Por un momento pensé que se negaría, y estaba armándome de todo mi poder de convencimiento pero, para mi sorpresa, aceptó encantado.Mi vehículo estaba estacionado a un par de cuadras, en una calle tranquila de una zona residencial. Lo tomé por la cintura y me eché su brazo sobre los hombros, con naturalidad, para ayudarlo a caminar; él, no protestó ni por un momento aunque tuve la impresión de que podía caminar perfectamente sólo, sin embargo, la cercanía de su cuerpo me ponía tan excitado que era difícil disimular la erección que llevaba bajo los pantalones.Mientras caminábamos en dirección al automóvil, charlamos de trabajo y nos presentamos; decidimos quitar la formalidad y "tutearnos". Roberto era su nombre... Luego de unos instantes de silencio, tímidamente me ...
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