El Cazador - Parte 5
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues
... palabra, retiré a Tabo del camino y tomé a Pablo de la cintura, observando en sus ojos una pasividad que me encantó. Él solo se dejaba hacer. Sin mucho esfuerzo le di vuelta y lo coloqué en cuatro patas, viendo ese culote justo frente a mí, esperando por ser penetrado. Pablo separó sus nalgas con sus manos sin que se lo pidiera, dejándome su agujero húmedo a la vista. De un solo golpe mi pene entró en aquel rico culote, y empecé a moverme como un poseso… frenéticamente, como nunca me había movido. Escuchar aquellas nalgas chocar contra mi pelvis era la melodía más hermosa que había escuchado y me estaba volviendo loco. Sin parar le di y le di por un largo rato, mientras Tabo nos observaba y se masturbaba ante tan delirante escena. Pablo no decía ni una sola palabra, sólo soltaba quejidos pequeños, suaves, gemidos excitantes que me motivaban a aumentar más mi ritmo. De pronto Tabo apareció a mi lado y me detuvo. ―Hagámoslo los dos a la vez ―dijo y vi los ojos de Pablo abrirse grandes, pero no vi miedo en su expresión. ―¿Estás de acuerdo con eso? ―pregunté a Pablo, quien seguía sin decir una palabra, sólo me miraba y miraba Tabo. ―Sí, puedo soportarlo ―dijo convencido, como si ya lo hubiera hecho antes. Entonces de inmediato Tabo se recostó sobre la cama, boca arriba, con su pene erguido como asta de bandera. Luego Pablo se puso sobre él, dejando su agujerito justo a la altura de su pene. Luego con cuidado me subí a ...
... la cama, coloqué mis piernas a ambos lados de mis dos amantes y dirigí mi pene también al agujero de Pablo. ― ¿Listo? ―pregunté y este sólo asintió con la mirada. Despacio ambos empezamos a presionar contra el agujero de Pablo y poco a poco este fue cediendo, dejando paso a que ambos penes entraran dentro de él. Era increíble la flexibilidad de ese ano. Pablo aguantaba todo sin pedir que nos detuviéramos, lo único que hacía era lanzar pequeños gemidos, grititos que nos ponían a ambos más arrechos. Pronto ambos empezamos a meter y sacar al mismo tiempo, con rapidez, y Pablo empezó a gemir con más y más fuerza. Era verdad lo que dijo, el culote de Pablo podía aguantar dos penes al mismo tiempo y parecía disfrutarlo mucho… ¿Acaso no había límites para ese chico? Luego de un largo rato de gemidos, sudores y sonidos excitantes, ninguno de los dos pudo resistirse más a tremenda escena y terminamos dentro de su culito, llenando los condones con semen caliente. Los tres caímos exhaustos en aquella cama, respirando agitados, sudorosos y cansados. Había sido un trio espectacular, mi primera experiencia de ese tipo, y la había pasado mejor de lo que pensé. Tal vez ese lugar no era tan malo como pensaba. Entonces la puerta de la habitación se abrió y Fabián entró y nos arrojó 3 toallas blancas y limpias. ―Espero que aún tengan aliento. Séquense y límpiense que el show allá está a punto de empezar, no creo que quieran perdérselo.