1. El Cazador - Parte 5


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... manejaba estaba mucho mejor que el de aquel chico rubio. ―Me vine aquí a tomar valor para acercarme, no quiero quedarme sin acción hoy. Sus palabras provocaron una sonrisa en mi rostro. Aquel gordito podía lucir tierno y chibolo, pero era muy arrecho. Eso me gustaba… eso y su enorme culo, que ya estaba empezando a desear. ―Estás muy calentón. ―No quiero quedarme toda la tarde mirando. Hay muchos hombres aquí, viejos y jóvenes, no puedo desperdiciar esta oportunidad de tener una buena tarde ―contestó y de alguna manera sus palabras tuvieron sentido para mí. Poniendo de lado los nervios y la vergüenza, estaba en un paraíso de sexo… No podía irme sin probar uno de esos cuerpos… empezando por el culo de Pablo. ―Hagamos algo ―dije, armándome de valor―. Si logro que agarres con ese chico, ¿me dejarías penetrarte también? El rostro de Pablo se puso rojo como tomate, pero luego me miró seductoramente. ―Claro ―dijo con una sonrisa. ―Está bien ―dije y luego tomé la pequeña toalla que me cubría y la arrojé al suelo ―. Ven ―le ordené y le quité su toalla y lo jalé del brazo, obligándolo a seguirme. Con mucha determinación caminé hacia aquel joven rubio, con Pablo detrás de mí, y sin decir una palabra puse mis manos sobre su pecho y lo empujé fuera del grupo de donde se encontraba y le planté un beso. Luego jalé a Pablo, le di vuelta y lo coloqué frente al chico, arrimándole su enorme trasero contra su entrepierna, mientras yo iba por detrás y le arrimaba mi pene contra sus nalgas. Sé ...
    ... que fue un movimiento muy arriesgado, pero tenía confianza en dos cosas. Primero, soy un muy buen besador, nadie se ha resistido a mis besos, y segundo, confiaba en que el culo de Pablo sería suficiente para interesarle a aquel chico rubio. Y tuve razón. El chico empezó a acariciarle las nalgas a Pablo, mientras este seguía restregándole su enorme trasero contra su pene y gemía con cada caricia que le daba el chico rubio. Yo por mi parte estaba ocupado besándole la espalda, acariciando sus nalgas, restregando mi pene entre ellas. El muchacho rubio no estaba nada mala de poto, pero yo tenía la vista fija en Pablo… quería comerme ese culo sí o sí. Pronto mis ganas acabaron con lo poco que me quedaba de timidez y los tres nos fundimos en un rico beso, mientras Pablo le agarraba el pene al chico y yo les agarraba las nalgas a los dos… Era clara la diferencia entre aquellos potos. El culo de Pablo era durito, terso, suave y dos veces más voluminoso que el del chico, quien poseía unas nalguitas duras, producto del ejercicio, pero no tan apetecibles como las de Pablo. El muchacho, a quien llamaré Tabo, ya que nunca supe su nombre, empezó a mostrar más interés por mis caricias y mi pene, que por el trasero de Pablo, lo que me dejó camino libre para explorar las nalgas de mi más reciente amigo. Entonces, de la nada, Fabián apareció y me señaló una de las puertas que estaba junto a nosotros. ―Por favor ―dijo abriéndola con una llave―. Hoy es cortesía de la casa. ―Gracias ―dije y de ...
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