1. El Cazador - Parte 5


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    Mi corazón se aceleraba a medida que mis ojos escaneaban los rostros de mis compañeros en el aula. Era obvio que uno de ellos, de los que estuvieron tomando con nosotros esa noche, fue quien se deshizo de las sabanas. Lo que aún no me quedaba claro era porque… ¿Por qué ayudarnos? ¿Por qué tomarse la molestia de limpiar nuestro desastre y no decirnos nada al respecto? Algo no estaba bien en todo eso y hacía que me ponga más nervioso de lo que ya estaba… Esas eran las consecuencias de haber roto mis propias reglas. Nunca debí involucrarme con alguien tan cerca de mi grupo social. Las reglas las hice para proteger mi identidad, mi secreto, pero bastó sólo un momento de calentura para mandar todo por el tacho… ―Hola ―escuché una voz que no me resultó muy familiar, así que no reaccioné de inmediato―. ¿Samuel? Ante la insistencia me volví para ver quien me llamaba y me encontré con aquellos hermosos ojos avellana a sólo un metro de mí, mirándome con una expresión de curiosidad en su rostro. ―Max… si, dime… ¿Qué pasó? ―pregunté poniéndome exageradamente nervioso. ―Te decía si querías hacer grupo conmigo para el ejercicio ―dijo señalando algo escrito en el pizarrón, refiriéndose a alguna tarea a la cual no había estado prestando nada de atención. Mi corazón dio un brinco al escuchar su pedido… ¿Quería estar conmigo? Es decir… ¿hacer el trabajo conmigo? ¡Pero por supuesto que SI! ―Ah sí, claro, no hay problema ―contesté, aguantándome las ganas de gritar. Max sonrió levemente ante mi ...
    ... respuesta, lo suficiente para que los hoyuelos en sus mejillas se dejaran ver y me hicieran contener un suspiro. Sin perder tiempo, aquel hermoso espécimen jaló su carpeta y se sentó a mi lado, lo más cerca que fue posible. Luego empezó a hablar sobre el trabajo, pero lo único que podía hacer yo era mirar sus labios moverse y tratar de controlarme para no plantarle un beso. ―… entonces ¿estás de acuerdo? ―preguntó, sacando de la hipnosis en la que me habían inducido su belleza. ―Claro, lo que tú digas ―contesté, tratando de que no se diera cuenta de que no tenía idea de lo que estaba hablando. ―Genial, entonces te veo en mi casa mañana por la noche ―dijo y mi corazón volvió a dar un salto. ―¿Tu casa? ¿de noche? ―pregunté tratando de darle sentido a esas dos frases. ― ¿No estabas escuchando? Las fotografías deben ser al alba… como mi edificio es uno de los más altos de la ciudad es mejor hacerlas allí… ¿o prefieres otro lugar? ―No… no, tu casa está perfecto ―contesté inmediatamente, sonriendo como tonto. ―Chévere… tengo otra clase, nos vemos luego ―dijo y luego se levantó. ―Genial… mi próxima clase es aquí, así que me quedaré ―contesté y luego de su sonrisa, lo último que vi fueron sus nalguitas saliendo por la puerta ¿Ya había terminado la clase? No me había dado cuenta del paso del tiempo… Luego de sacudir mi cabeza un par de veces, tratando de quitarme el efecto entorpecedor que Max me había dejado, mis ojos captaron otro culito hermoso acercándose hacia mí. ―¿Y? ¿Pudiste ...
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