1. Algo mas, el doble.


    Fecha: 03/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... completamente a la primera. Notaba mis fluidos correr por mis piernas hasta las rodillas, lubricando bien su polla en cada embestida. En esa postura a mí me cuesta disfrutar y más cuando es de un tamaño como el suyo, por lo cual le pedí parar un segundo. Me tumbe boca arriba en el sofá, invitándole a tumbarse sobre mí. Lo hizo. Notaba todo su cuerpo sobre mí, todo su peso, el sudor, me hacía disfrutar con los cinco sentidos de un hombre tan grande. Notaba todo su peso en cada movimiento ya bastante fuerte,
    
    Voy a correrme- me dijo al fin.
    
    En mis tetas, córrete en mis tetas. - Casi suplicando le pedí
    
    Se sacó su polla y en un momento, grandes chorros de semen llenaban mi vientre, mis tetas, caía por mi cuello hacia el sofá. Estaba con los ojos cerrados, terminando de sacar la leche de su polla, sudado, me había casi excitado de nuevo.
    
    Se levantó, y puso su polla en mis labios, lamí como un helado que se derrite poco a poco, limpiando lo poco que quedaba en él de mis jugos y de sus gotas de semen que aparecían en su glande mientras la estrujaba de su base.
    
    - Vaya María, que bueno
    
    - Si, ha estado genial, me encanta como me lo has hecho. Dije
    
    - Cuando quieras repetimos.
    
    - ¿Mañana? Y reímos los dos.
    
    Nos despedimos en la puerta después de habernos vestido, él tenía una cita con unos clientes y yo debía pasear hasta coger un autobús que me llevara a mi barrio, no sin antes citarnos para tomar café al día siguiente en el colegio y ver cuando se podía ...
    ... repetir.
    
    Repetimos un par de veces más en el plazo de un mes, en el cual habíamos hablado bastante de ciertas fantasías. Un día, me invito a su casa, bastante cercana a la mía, pues su mujer se había marchado a ver a su madre y tardaría en llegar.
    
    Abrió la puerta de la casa, bastante moderna en su decoración, minimalista en su mobiliario. Pase al salón empujado por su mano en mi cadera, donde pude comprobar que teníamos compañía. Un hombre de edad algo mayor a la nuestra, vestido impecable, pelo canoso, se levantó para recibirnos al entrar. Bastante guapo, rasgos marcados en la cara, afeitado perfecto y olía muy bien como comprobé al acercarme a darle dos besos. Me presentó a Luis, un amigo y cliente de David. Acababan de cerrar un negocio y estaban tomando una copa. Me senté a su lado en el amplio sofá de cuero blanco mientras David me servía una copa. David me dijo que Luis era un hombre de negocios que se conocían desde la época de la universidad, casado como nosotros y que le gustaba mucho las mujeres de otros. Me iba dando cuenta que el encuentro no era casual, no me había adelantado en mi llegada al final del cierre del negocio, era parte del encuentro en su casa. No me molestó, la excitación del momento de ir a casa de mi amante, me hacía de ver la parte más morbosa del encuentro. Era algo que me hubiese gustado organizar con él, pero seguramente nunca hubiese sucedido de no ser forzado. Ese día, yo vestía un jersey de cuello a pico rojo sobre jeans y botas de tacón. Al ...
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