1. Mi historia con una mujer maltratada (2)


    Fecha: 15/11/2024, Categorías: Hetero Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos

    ... en su clítoris y lo empecé a succionar. Presionaba con mis dedos en su punto G. A veces mis manos iban a parar a acariciar su abdomen, frotar sus pechos, o agarrar sus piernas, que cada vez se abrían más. La clave está en no apurarse (ya que el placer de una mujer se cocina a fuego lento) y terminar el trabajo. En un momento su espalda se arqueó y me avisó de que iba a llegar. Escupí en su vulva, la masturbé un poco y eyaculó. Mis manos quedaron empapadas y su cara se deshizo del orgasmo. No tardé ni media hora en hacer que pasara. Por último, bajé a su muslo izquierdo y lo empecé a chupar, Anen tenía contracciones rítmicas, como si todo su cuerpo se hubiera inundado de placer.
    
    Cuando todo terminó, nos tiramos los dos en la cama y me dijo que lo había pasado genial, que nunca había tenido una relación sexual tan amplia y hermosa, que por fin un hombre la había hecho sentir mujer en toda su vida. Le dije que había visto varios tutoriales en internet mucho antes de nuestro encuentro.
    
    “En toda mi puta vida nadie me había llevado a un orgasmo parecido a este que vos me hiciste sentir, en los 25 años que tengo nadie me había hecho sentir mujer de esta manera, gracias nene". "De nada, nena... Ché, ¿pero al final te dejé temblando o no?" "Calláte".
    
    Nos empezamos a tocar de nuevo y me dijo algo que me traumó muchísimo. Me contó que el hijo de puta este, la había como ´violado´, una noche que ella había llegado borracha de una fiesta, se acostó en la cama, vino este ...
    ... pelotudo, la empezó a tocar sin su consentimiento y él estaba totalmente sobrio "¿La sentís? ¡conchuda, hija de puta!", le decía y se la pasaba por el culo. De inmediato dejé de tocarla. "Qué... sucio de mierda, ¿hace cuanto pasó esto?", pregunté. "No me acuerdo, mi mente quiere olvidar esa parte de mi vida, creo que fue una noche antes de que lo dejara", me dijo. "O sea, ¿hace 3 años?", pregunté. "Exacto", respondió. "Él no te merece", le dije. "¿Y vos sí?", me cuestionó. "Mirá, yo no sé si te merezco, lo único que sé es que te amo. Nada ni nadie va a poder cambiar eso, lo tengo clarísimo". Me dio un beso en el cachete, no dijo nada más, se dio vuelta en su lado de la cama y se durmió. Yo no pude dormir esa noche por la barbaridad que me había contado Anen.
    
    Me levante para tomar agua porque estaba sediento. No daba más de lo seca que tenía la garganta. Se ve que Anen habrá escuchado que me levanté porque también se despertó y vino a la cocina. Yo me estaba sirviendo un vaso en la mesada.
    
    —¿Qué hacés despierto?
    
    Me giré.
    
    —No puedo dormir... Y quiero tomar agua. ¿Vos querés?
    
    —No, no, no... estoy... estoy bien.
    
    Se estaba sosteniendo el corpiño con los brazos. Lo cual me pareció raro.
    
    —Ey, ¿por qué te tenés el corpiño?
    
    —No sé.
    
    —Sacátelo, dale.
    
    La miré a los ojos y le dije: "Esto no es gran hermano, estás conmigo, con tu novio, tranquila". En ese instante se sacó el corpiño, lo dejó tirado en la mesada y tuve la suerte de ver a un ángel caído directamente del ...
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