Papá estrena mis tetas nuevas
Fecha: 23/09/2023,
Categorías:
Incesto
Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos
... mi culo. Traté de alejarme un poco, pero él se acercó más. Como no ronca, se me hacía imposible saber si estaba dormido o despierto. A pesar de la complicidad que nos unía, no me sentía tan cómoda para decirle algo. Así que opté por quedarme quieta y en silencio. Pasaron las horas y se hizo de día. Al despertar me di cuenta de que una de sus manos se aferraba con fuerza a una de mis tetas, mientras que la otra estaba dentro de su bóxer. Su pija ya no estaba erecta, pero si totalmente empapada, al igual que su bóxer, mi short y el pequeño espacio de la cama que nos separaba. Opté por seguir inmóvil, hasta que sentí que despertó. Sentí como suspiró profundamente, como compungido. Luego me besó en la cabeza y susurro “perdón”, para luego salir de mi habitación.
Me costó decidirme a levantarme. Me daba mucha impresión el solo hecho de pensar que tendría que mirarlo a los ojos. Me preocupaba por mí, pero mucho más por él. Ese “perdón” que dijo antes de abandonar la cama me destruyó y me demostró que lo que había ocurrido no había sido su intención. Que el hecho de haber bebido horas antes le había jugado una mala pasada. Desde la muerte de mamá, papá jamás estuvo con otra mujer. Me daba mucha pena pensar que lo más cercano a tener sexo había sido conmigo, dormido, un poco ebrio. Pero no me podía quedar todo el día en la cama. Encima, era sábado. Ni él iba a su trabajo, ni yo al colegio. Y teníamos planes para pasar todo el día juntos. Me di una ducha eterna, me cambié lo más ...
... lento que pude y me dispuse a bajar a desayunar. Antes de entrar a la cocina me propuse actuar lo más normal que pudiese. La situación era demasiado incómoda para mí, ni quería pensar en lo que él estaba sintiendo.
Entré en la cocina y me costó reconocerla. El ambiente estaba por demás cálido, la luz del sol entraba en borbotones, haciendo brillar cada cosa que tocaba. Toda la superficie de la mesa estaba cubierta por deliciosos platos. Parecía el desayuno buffet de un importante hotel de lujo. Pero ahí a un costado estaba papá, contrastando de manera abismal con el entorno. Su rostro ojeroso y sombrío parecía salido de una película de horror de los años veinte. En ese momento no lo noté, pero hoy siento que su presencia era muy similar a la del sonámbulo de El gabinete del doctor Caligari. Me dio demasiada pena verlo así, por lo que decidí poner lo mejor de mí y hacer todo lo posible por olvidar la madrugada anterior.
Con mi mejor sonrisa corrí hacia él y me colgué de su cuello para besarle ambas mejillas. Me deseo feliz cumpleaños y le agradecí por el maravilloso desayuno que nos había preparado. Me indicó que me sentara en mi lugar en la mesa y de inmediato comenzó a poner frente a mí todos los regalos que había preparado, no sin antes colocarme la corona que uso el día de mi cumpleaños desde que cumplí cuatro años. Al parecer, la sombra que se había entrometido entre los dos había desaparecido. O quizás simplemente se había ocultado momentáneamente.
─Llegó la hora ...