... tema con la máxima decisión…, como diciendo: “no te hagás la loca; este tipo es mío.”
Cuando llegamos a planta baja nos saludamos con la máxima cordialidad. Yo tenía una duda: esta mina quería “competir” con Clara y las chicas… ¿o solamente se la estaba tomando para la joda? Dejaré que los “acontecimientos” se aclaren.
Ambos, la vecina, y Clarisa y yo, nos dirigimos al estacionamiento. Cada uno a su auto. La dejé salir primero. Ser gentil no cuesta nada. Ella me saludó muy complacida. Nos dirigimos al kiosco. Un minuto y bajamos los bolsos. Clarisa le pidió a Aldana que nos ayudara a cargar los que ya tenían llenos. Aldana y Efigenia vinieron medio “despeinadas”. ¡Habían estado “muy ocupadas”! Era bueno eso. No se iban a aburrir, y no iban a perder tiempo callejeando. La nena amiga también ayudó a cargarlos.
-Clarisa… ¿podés preparar el almuerzo? – Clara estaba en todo.
-Si Mami, ahora mismo…
-Bueno… Voy a llevar estos bolsos y vuelvo rápido…
-Vamos nosotras. Te ayudamos…
-Si señor. Nosotras lo ayudamos…
¡Cuánta generosidad! En un minuto dimos vuelta a la manzana y entramos en el estacionamiento del edificio. Bajamos los bolsos.
-¡Qué lindo departamento! – La nena estaba encantada. - ¿Cuál es tu pieza, Aldi?
-Ésta… ¿ves las dos camas? – Aldi se la mostró.
-Qué linda… - Pero Efi no parecía muy convencida.
-Yo duermo arriba…, pero… la mayor parte del día Clarisa no está… - Aldi entendió rápidamente la inquietud de la amiga. – Y Mami va a dormir con Dani… ...
...
-¿Ah sí? – Efi parecía intrigada.
-Sí, claro. Son pareja hace mucho… - No entendí esa “explicación” falsa por parte de Aldi. Ella lo sabe perfectamente. Somos amantes…, no pareja.
-¡Qué bien! ¡Qué lindo! ¡Con razón tu mamá está siempre contenta! Desde qué papá nos dejó…, mamá no ha tenido un novio… fijo…, digo… - Allí “aclaró” la nena su preocupación… y porque de la “información” de Aldana…, para que la nena no le dé ilusiones a la mamá…
-Bueno, vamos…
-Papi… ¿no… podemos… jugar un poquito? – ¡Por eso tanta generosidad!
-No tesoro. Mami nos espera a almorzar…
-¡Qué lástima!
-Ya tendremos oportunidad…
-¿Y voy a poder visitar a Aldana? – Eso es lo que quiere Aldi… ¡incorporar a la amiguita!
-Por supuesto. Cuando quieras.
-Muchas gracias, señor
-No me llamés señor. Decime “Dani”… y listo.
Cuando llegamos al kiosco, Clarisa ya había puesto la mesa… Clara cerró la ventana del kiosco con el cartelito “A las 14 hs. abro”.
Almorzamos junto con Efi. La mamá había llamado, pero Clara la convenció para que la dejara almorzar con nosotros. No hubo problemas. La nena es un encanto, y muy coqueta y sugestiva. La mirada lo dice todo… ¿Qué diablos le habrá dicho Aldana?
Como estaba acordado, ese domingo, el último día en esa casa antes de mudarse a mi departamento, las chicas se ocuparon del kiosco mientras Clara y yo nos acostábamos “para la siesta”. Dormimos una horita más o menos, y nos dispusimos a divertirnos un poquito. Como era práctica, la voluptuosa Clara se dedicó a ...