... conviví.
-Bien. Habrás verificado querer tener sexo todas la noches…, y todos los días…, de ser posible con ellos… Luego de cinco o seis meses…, te vas aflojando…, no perdiendo deseo o actitud…, sino, más bien, no necesitando tanta actividad sexual, estando menos ansiosa por el sexo…, como sabiendo que de cualquier manera, lo tendrás las veces que tengas ganas… ¿No es así?
-Si… claro… Pero no siempre y de todas maneras. Con algunos hasta dos años después seguía teniendo ganas…, todos los días…
-Pero… de cualquier manera, la generalidad… es perder la ansiedad… Bueno, para hacerla corta. Lo que quiero decir de que sería hermoso que después de estar seis meses permanentemente juntos, haciendo el amor noche a noche…, día a día, nos separemos… para seguir deseando estar todas la noche juntos, y desear estar en nuestros brazos día y noche, aunque no podamos. Para desearlo más todavía…, como ahora…, que cuando nos encontramos rompemos la cama…
-¡Jajaja! ¡Sos tremendo!
No me había quedado quieto mientras hablábamos. De soslayo veía como las nenas espiaban desde el pasillo. Espero darles un buen espectáculo.
Me levanté y la senté sobre la mesa. Como siempre que yo estaba en la casa, Clara no llevaba tanga. Seguíamos hablando cuando me agaché para poner mi cabeza en su entre pierna para besarla, lamerla y chuparla. Clara puso sus piernas en mis hombros. Mi lengua recorrió todos sus labios y su interior. Estaba totalmente húmeda. Cuando hablábamos, de todo lo que haríamos ...
... juntos, su sexo respondía al deseo. Le apreté el clítoris con mis labios… Clarita se estremeció, me apretó el cuello con las piernas y me inundó el rostro con un magnífico orgasmo. Cuando me separé y giré la cabeza las nenas estaban sonriendo en el comienzo del pasillo, dedeándose con decisión.
Me erguí y volví a sentarme, pero antes me bajé los pantalones, para que Clarita observara cual era mi “estado”. Me senté y la miré a los ojos. Ambos sonreímos. Ahora las nenas se dedeaban mutuamente. ¡Se masturbaban entre ellas! ¡Hermanitas maravillosas!
Clarita se montó a horcajadas, tomando la pija en sus manos y dirigiendo el glande a la concha. Entré perfectamente. Se la ensartó hasta el final y comenzó a cabalgar, apoyándose en las puntas de los pies. Le saqué el blusita por la cabeza y me dediqué a chuparle las tetas y pezones mientras cabalgaba. Ahora si sentía como los testículos se endurecían y pronto eyacularía… Deseo que Clarita volviera a acabar antes que yo. Tendría dos orgasmos en tres o cuatro minutos.
Volví a girar la cabeza y las nenas seguían mirando y riendo. Ambas en mutua colaboración. Clarisa dedeaba a Aldi, y ésta a su hermana. Ambas totalmente desnudas. El magnífico espectáculo de las nenas desnudas activó mi deseo.
Y llegó el momento del orgasmo mutuo. Ambos nos estremecimos y sacudimos. Nuestras lenguas se trenzaron en erótica batalla, mientras nuestros órganos sexuales expulsaban lo necesario para lograr el máximo placer…
Nos quedamos abrazados y ...